Si nada lo remedia el próximo viernes entra en vigor Madrid Central y, como saben, los vehículos de explosión comenzaremos a ver limitado por decreto municipal nuestra libertad de circulación en lo que se ha dado a llamar la almendra central de la ciudad de Madrid. Infórmense bien porque aunque al principio las sanciones económicas parece que se sustituirán por avisos, antes de que se den cuenta su cartera corre el peligro de ser vaciada por los vampiros municipales deseosos de obtener recursos atípicos que sirvan para mejorar las cuentas. La medida es tan polémica que a la hora de escribir esta crónica el grupo del PSOE en el ayuntamiento ha pedido su retirada porque dicen que no cuenta con el consenso suficiente y adolece de falta de diálogo con los colectivos afectados, entre los que, por cierto, no incluyen a los motoristas. ¡Ya le vale a los concejales del PSOE! Han tenido meses para pronunciarse y exigir al equipo de Carmena mayor espíritu democrático en su actitud de gobierno y es ahora, a escasos días, cuando se dan cuenta de que la medida puede causarles un daño electoral de difícil cuantificación.
Este fin de semana también tienen su oportunidad de hacerse escuchar los motoristas de Barcelona que han convocado una manifestación para protestar por las medidas coercitivas de Colau, otra adalid de la democracia que gobierna con puño de hierro la ciudad condal. La persecución contra los motoristas es un hecho y sólo nosotros podemos luchar por nuestros derechos. Nadie va a ayudarnos porque no se caracteriza nuestro país por ser solidario con las causas ajenas. Mientras en Francia las calles están ardiendo contra el impuesto del gobierno sobre los carburantes aquí está por ver que se alce con fuerza una voz para llamar a la insurrección. No estoy abogando por la violencia, entiéndame bien, sino por una actitud firme y decidida contra las imposiciones dictatoriales, vengan de donde vengan.
Veremos si la protesta de los compañeros catalanes consigue hacerse escuchar con la fuerza de sus motores y la convicción de la justicia. Será una prueba de fuego y un aviso para los motoristas de Madrid porque, recuerden, tenemos una cita para protestar el domingo 16 de diciembre.
Un cuaderno de viaje por la ruta de la vida con la única pretensión de compartir lo que pienso, lo que me gusta, lo que me ocurre, lo que siento... Aprender cada día algo con los ojos bien abiertos.
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miércoles, 28 de noviembre de 2018
miércoles, 18 de junio de 2014
Jinetes de caucho.
La fotógrafa Marina Rodríguez me eligió como uno de los modelos para retratar el alma de un motorista. El resultado es el esperado por ella: carácter, dureza y sobriedad. Como ejemplo pongo una de las fotos que más me gustan.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Concentración Big Twin 2013, Grao de Castellón.
JuanDa,
Mar, Dani, La JoVan, Belén y su pastel de carne, Hugo, Chooper James, Caballo,
Víctor, Ezman, la sepia y los boquerones, David Pardo, Ángel, Rizos, los Get
Monkeys (espectacular grupo de cachondos), Sara y Luismi (La Cabeza Motorcycles),
La Pacheca, Manolo, Marta, Laura, Vicente, los conciertos, Javi Arias, Victor
Romero, Sergi Arola, La Bonita, Casa Juanito y su arroz a banda, el carajillo
de Marie Brizard, Laura, el bike show, San Cristóbal, el puesto de los
cinturones, Jack Daniel’s Cola, Luciano, los feriantes franceses de Niglo, los
choppers radicales, la hamburguesa del Belumar, el old school, Javi King,
Carlos, Cepas, Deng y su chica, Raúl y Eva, Carlos “Ofrenda”, Ángel
“Cascoscuro”, Adolfo Bonneville y su badulaque itinerante, Chimo, “Chano”,
Vero, Paloma, agua de Vichy, gasolina, sol, playa, mar…
viernes, 5 de julio de 2013
La Red (a)Social (artículo para ChopperOn.es, julio 2013)
Hace
unos días saltó la noticia de que Facebok recibió -y atendió- alrededor de
10.000 órdenes de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU con peticiones de
información que afectaban a entre 18.000 y 19.000 cuentas. Justo una semana
antes, volviendo de la reunión anual de Harley-Davidson en León, mi moto sufrió
una avería cerca de Valladolid y tras colocar el casco a 20 pasos, la chaqueta
en el suelo y separarme unos metros de la moto comprobé como pasaban ante mí
siete BMW y dos motos japonesas
que no se dignaron a parar, eso sí, muy educados me saludaron con la mano.
A
priori ambos hechos no tienen nada que ver pero si nos detenemos un momento a
valorarlos descubrimos que, de algún modo, tienen aspectos comunes. Ambas son
dos grandes redes sociales, sí, no se me solivianten todavía. Me explicaré. Si
bien Facebook tiene un alcance mundial que supera los mil millones de cuentas,
el motociclismo, o motorismo, tiene también una importante cifra millonaria de
seguidores en todo el mundo. Ambas son, igualmente, voluntarias y en el caso de
Facebook totalmente gratis. Cuando entramos en esta red debemos saber que
estamos dentro de una empresa privada y jugamos con sus propias reglas sin que
nadie nos obligue a permanecer en ella; cuando conducimos una motocicleta
deberíamos ser conscientes de que formamos parte de un mundo con un centenar de
años de historia, códigos no escritos pero que mantienen todavía su vigencia,
al menos en los que somos cascos viejos, y una solidaridad que se hizo famosa mucho
antes de que los móviles hiciesen su aparición y las compañías de seguros
introdujesen la asistencia en carretera. Cuando era pequeño era frecuente
escuchar historias, incluso en los programas de televisión, sobre como los
motoristas (o moteros) ayudaban a coches averiados y, por supuesto, a las
motos. Hoy parece que aquellas historias son parte de la leyenda perdida de la
solidaridad humana.
No
entiendo a quienes claman ahora por la violación de su privacidad en las redes
sociales. ¿Qué privacidad reclamas cuando has sido tú quien ha compartido todo
lo que has querido en el entorno de una compañía? Si no quieres que tus cosas
se vean… no las pongas. Y tampoco entiendo que alguien que se suba en una moto
no asuma como propias las reglas básicas de esta afición. Si no sabes,
pregunta, coño. Un casco colocado en el suelo a 20 metros de la moto, remarcado
por la chaqueta que reposa en el asfalto y no colgada del manillar, por
ejemplo, es señal de avería, a ver si se enteran aquellos que no han escuchado
a sus mayores. Sí, el piloto seguramente habrá llamado ya por su móvil y estará
esperando a la asistencia, pero una parada a preguntar será siempre de
agradecer. Un poco de charla o simplemente comprobar que formas parte de algo
reconfortará al piloto con problemas. Y si no vas a parar, al menos métete el
pito y las “uves” en el orto porque no tienes nada que ver conmigo y paso de
saludarte. Eso sí, no te preocupes, si un día eres tú el que estás tirado en la
carretera y yo paso en moto o en coche, me detendré y te ofreceré ayuda y un
rato de charla, al igual que hicieron conmigo David y Ana, Carlos y Esther,
Ricardo y Ricardo jr. Todos harleros, todos motoristas, todos amigos. Yo
seguiré montando en moto y mantendré mi perfil en Facebook porque asumo las
reglas de ambos.
Por
último, quiero dar las gracias a otro motorista, Roberto, y a su encantadora
chica, Ali, por no haber permitido que me hiciese el resto del viaje en grúa.
Desviaron su camino y nos recogieron a mí y a La Bonita ofreciéndonos su
hospitalidad porque ellos sí que saben lo que es una red social. Y se basa,
sobre todo, en la amistad.
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domingo, 3 de febrero de 2013
AÚN NO HA OSCURECIDO, PERO NO TARDARÁ EN HACERLO (ChopperOn, febrero 2013).
“Shadows
are falling and I've been here all day./ It's too hot to sleep, time is running
away./ Feel like my soul has turned into steel/ I've still got the scars that
the sun didn't heal./
There's not even room enough to be anywhere./ It's
not dark yet, but it's getting there.”
El hombre de la cazadora oscura apuró su café y
encendió un cigarrillo con un fósforo que a continuación desapareció aplastado
bajo una gruesa bota de medio tacón. Levantó la cabeza sin mirar a nada y
tampoco nadie pudo distinguir siquiera una mueca que delatase sus intenciones.
Guió el cigarrillo a sus labios y le dio una larga e intensa calada. Parecía
ajeno al paso del tiempo. Se quedó quieto, recostado sobre el quicio de la puerta,
forastero de lo que sucedía a su alrededor, decidido a prolongar un poco más el
descanso de su motocicleta. Quizá aquel lugar era la mitad de su viaje, o puede
que no, quien sabe. Alto y fornido, su rudeza contrastaba con la luminosidad de
unos ojos que sólo tienen los que todavía creen en dragones y princesas, en
elefantes dentro de las boas y en nubes de algodón.
“Well,
my sense of humanity has gone down the drain./ Behind every beautiful thing
there's been some kind of pain./ She wrote me a letter and she wrote it so
kind./ She put down in writing what was in her mind./ I just don't see why I
should even care./ It's not dark yet, but it's getting there.”
En el interior del bar la radio decidió emitir
un viejo tema de Bob Dylan y entonces sí, la atención del hombre de la cazadora
oscura se avivó súbitamente. Sin modificar su postura, su cabeza se irguió un
poco más, concentrándose en escuchar. Una nueva calada al cigarrillo dio paso a
una exhalación de humo blanco grisáceo que duró más de lo habitual. Nadie podía
saberlo pero, aún sin mover los labios, las palabras se iban sucediendo en su
boca. Y nadie tampoco alcanzaría a adivinar que el hombre de la cazadora oscura
llevaba el miedo como único equipaje.
Well,
I've been to London and I've been to gay Paree./ I've followed the river and I
got to the sea./ I've been down on the bottom of a world full of lies./ I ain't
looking for nothing in anyone's eyes./ Sometimes my burden seems more than I
can bear./ It's not dark yet, but it's getting there.
El cigarrillo, aburrido entre los dedos,
terminó por consumirse. Lo apagó, se ajustó el casco y arrancó. El Big Twin
ronroneó agradecido. El hombre de la cazadora oscura dio una suave palmada al
depósito, miró al horizonte por donde el sol empezaba a despedirse y nadie
escuchó la frase que emitió antes de alejarse, mientras Bob Dylan terminaba la
última estrofa. Pero ahí quedó, flotando en el viento: aún no ha oscurecido,
pero no tardará en hacerlo. Nadie había visto antes al hombre de la cazadora
oscura por allí y tampoco se le volvió a ver. Y, sin embargo, estuvo.
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