sábado, 20 de diciembre de 2014

MEMORIA DE UN OLVIDO.

















En un cajón de tu alcoba
reposan mis pensamientos,
pequeños trozos de memoria.
Inútil despojo, vano intento
de ser una vez amo y lacayo,
patrón de corazones lastimeros.

Sentado en el hogar de tu cocina,
liando un cigarrillo sin deseo,
París en la memoria de aquel día
parece más lejano que un invierno
sin castañas en el fuego, ni en el árbol
luces que se alumbran como un juego.

Pon al fuego la cazuela.
Miraremos la despensa,
algo echaremos.

Y así pasa la tarde…
Y así me quedo.
Pasa el tiempo y tengo hambre.

                              (fernando cueto)


Europa ha perdido la esperanza de ser lo que alguna vez quiso ser.

http://www.mundiario.com/articulo/politica/europa-ha-perdido-esperanza-ser-alguna-vez-quiso-ser/20141212195808025097.html

jueves, 4 de diciembre de 2014

Daniel Crespo. El demonio que se convirtió en un ángel del custom.


Un buen día, hace un número razonable de años, un chico de León decide comprar una Harley-Davidson sin que medie ninguna otra razón que la simple estética. Un gran amigo tenía una, a él le gustaba el sonido, quizá la línea, y también deseaba tener la suya. Por aquel entonces León no tenía un concesionario oficial de la marca de Milwaukee pero existía uno multimarca que las traía con cuentagotas. El chico fue a verlo y le encargó una, la próxima que llegase, la que fuese, le daba igual. Tuvo que esperar dos meses hasta recibirla y cuando llegó, en lugar de hacer lo que cualquiera de nosotros hubiésemos hecho, que no es otra cosa que subirnos encima, ponerla en marcha rápidamente y acelerar hacia cualquier sitio, él se puso a desmontarla y a cortar lo que a su juicio sobraba, al igual que hacía con los juguetes que le regalaban de pequeño. No era la primera vez que transformaba un moto pero quizá fuese entonces cuando comenzaron a cimentarse las bases para que aquel chico, inquieto y curioso, se convirtiese por derecho propio, y aún sin buscarlo, en punto de referencia de los profesionales y aficionados amantes de la customización en nuestro país.
Hoy, aquel chico está sentado frente a mí después de haber tenido la amabilidad de viajar desde su ciudad de origen para charlar entre amigos. Estamos hablando de Dani Crespo, alma Mater de Devil Inside. A nuestra conversación asisten Nieves, siempre encantadora y discreta, y Adolfo Calles, propietario de Bonneville, quien actúa de apuntador allí donde Dani tiene dudas o confunde las fechas. “El 50% de lo que me ha ocurrido ha sido posible por Adolfo”, declara sin falsa modestia. Y lo que dice parece ser la verdad, según se traduce de las numerosas veces que aparece citado en la charla. Se me ocurre que Adolfo ha actuado un poco de Pepito Grillo en toda esta historia, animando a Dani a ir más allá incluso de sus propias ambiciones. “Yo sólo quería hacer motos para mí, como siempre había hecho”, confiesa con humildad el protagonista, un rasgo difícil de encontrar en alguien que ha llegado tan alto, tan lejos. La constante en sus palabras es la absoluta falta de vanidad, atribuyendo su éxito a una extraña concatenación de factores a las que de algún modo se considera ajeno, lo que le lleva a afirmar: “Yo flipo con todo lo que me ha pasado”.
Sin embargo, este leonés ha llegado a unas cotas tan altas en el panorama internacional que incluso ha tenido el placer de tener a cuatro patas – en el sentido literal- a constructores de la talla mundial como Paul Yaffe o Peter Penz Sonríe al relatarme como ocurrió tal cosa, en el certamen de Padova, la primera vez que decidió foguearse internacionalmente y que supuso su primer espaldarazo internacional. A partir de aquel momento su nombre quedó grabado con letras grandes en el altar del custom más elitista y ascendió al peldaño más elevado, el reservado a los grandes entre los grandes, en Sturgis, cuando el gran Chicara, el hombre que crea “violines”, según comenta Dani sin molestarse en ocultar su admiración, se quedó mudo de asombro ante su creación. Este es quizá su mayor orgullo. “Que le guste tu moto a un tipo que construye unas motos tan especiales es sencillamente alucinante”.
Nada en Dani resulta afectado, al contrario. Su discurso es tan natural y desprovisto de ego que provoca la mayor de las simpatías, lo reconozco. No hay trampa en su mirada franca. La media sonrisa es marca de la casa y sirve para remarcar su argumentación. Con el pelo ensortijado y las dos patillas largas que terminan sin juntarse por debajo de la barbilla parece un duende travieso y burlón. Hace bromas pero con la única intención de hacer sentir bien a quienes le escuchamos con atención. Es su carácter, desdramatizar lo que considera my serio, despojar de solemnidad nuestra conversación porque no tiene intención de sentar cátedra, tan sólo de que el rato que compartamos sea digno de recordar. 
Podía haberse dedicado profesionalmente a construir motos pero no ha ansiado elegir ese camino. Trabaja mal bajo presión y, además, el no dedicarse a esto en exclusiva le confiere total libertad para hacer lo que le gusta. Me consta, y así lo confirma, que a más de uno que ha acudido a que le haga una moto le ha aconsejado que se compre una BMW porque las motos que él hace no son para todos los públicos. Necesitan de una forma de ser y de apreciar que limitan su alcance. No es soberbia, es la pura verdad. Una moto con la firma de Devil Inside Cycles no es una moto de serie, es algo que requiere un mimo y saber hacer. Es su privilegio, sin duda. Se lo ha ganado a pulso y no intenta engañar a nadie. Él construye sólo cuando lo que habla con su interlocutor le provoca un cosquilleo interior. Entonces comienza la verdadera conversación y el consiguiente presupuesto que da inicio al proyecto. Porque Dani no lo hace por dinero, si no por el placer de crear algo distinto que dé una forma nueva a un motor, a un chasis… a lo que sea que pueda manipular para crear algo único, irrepetible, de lo que sentirse orgulloso. 
Hay en su trabajo mucho del estilo de ver la vida de un enamorado del viento y de las olas que, ante mi sorpresa, declara no ser motorista. Y yo, que le he visto montar en moto y puedo dar testimonio de que conduce con la soltura y la facilidad que distingue a los que tienen un don, no puedo evitar poner cara de asombro ante su afirmación. Le gustan las motos pero no necesariamente la vida en ellas, comenta. Quizá sea el espíritu libre del mar lo que guía su trabajo, prolongación inequívoca de su forma de ser y vivir. Más cerca de ser un beach boy que de un easy rider, Dani encoge los hombros al asentir. Aunque me quedo con ganas de profundizar sobre este tema siento que he dado en el clavo al preguntárselo. 

Pesimista ante el panorama nacional, se pone serio cuando argumenta que hacen falta muchos años para ponernos al nivel que encontramos fuera. Déficit de cultura, más que de talento, y una innegable apatía por el desarrollo de nuevas
formas de entender, de sentir y de hacer las motos son las barreras que debemos quebrar si un día queremos que el talento patrio pueda codearse en igualdad con el resto del mundo. Excepciones hay, afortunadamente, pero ninguna como la de aquel chico que, aún siendo ya hombre, se hizo maduro entre las paredes de un garaje donde aprendió a “destruir” para poder construir. Un hombre que prefiere hacer una pausa en su trabajo, en su vida, para buscar nuevas vivencias lejos de sus habituales influencias. Los motivos son suyos, pero no engaña. El fuego que atesora en su interior no está, ni de lejos, cerca de consumirse. Más bien se alimenta cada día de las brasas de la inquietud con las que conforma ese carácter que le llevó a dejarnos a todos con la boca abierta con una moto que debería figurar en un sitio de honor en el mejor museo del mundo: la Quattro. Para él Chicara es el mejor constructor del mundo. Para otro de los constructores nacionales, que goza del mayor de mis respetos, Dani es el más grande de España. Para algunos un auténtico  demonio, para otros un ángel. Para todos un creador de “violines”.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Desde las barricadas de la democracia: lo que queda del 15 M.

Asisto con pesar a lo que ha quedado de un movimiento espontáneo y frágil como fue el que dio inicio a un sentimiento donde la rabia ante la situación política y social desembocó en la ilusión de millones de personas frente a la posibilidad de que un cambio real fuera posible. Cuando me enteré de que la policía desalojó de malas maneras a los estudiantes que decidieron protestar en la Puerta del Sol de Madrid cogí la moto y fui dispuesto a mostrar mi apoyo ante lo que consideraba injusto. Fue un momento mágico. Yo esperaba a unas decenas de "indignados" y lo que me encontré fue que éramos miles los que nos concentramos allí de forma espontánea. Y al día siguiente más, y al otro muchos más. Y así nos encontramos durante muchos días, semanas. Miles de personas mostrando nuestro rechazo al sistema actual, a las condiciones que sufrían nuestros compatriotas, a la corrupción, etc. Sin colores, sin partidos, sin ideologías.  Mi papel en aquella protesta fue… Bueno, eso no importa aquí. Lo realmente fundamental es como aquel movimiento global que clamaba por la libertad, solidaridad, igualdad y la democracia real se fue convirtiendo por mor de su gran tamaño en un reducto de grupos políticos que lo fueron arrimando hacia posiciones de izquierda. Ese fue su final. Previsible, cierto. En su momento formulé esa predicción y, por desgracia, no me equivoqué. El carácter asambleario no funciona cuando alcanzas un número determinado de miembros y tienes que dividirlas en pequeñas reuniones. Entonces son los elementos más radicales quienes comienzan a hacerse con el poder a base de descalificar públicamente a los que opinan diferente. Es la historia de la humanidad. Sé de lo que hablo porque estuve en distintas asambleas de barrio y fui uno de los damnificados por esas personas que claman por la libertad siempre que sea la suya.
Con el tiempo la realidad partidista marchitó la utopía de quienes apostamos por un movimiento sin ideologías caducas que dividen. Hoy, grupos como Podemos, con su líder levantando el puño, o Izquierda Unida, con su aspirante a secretario general aludiendo constantemente al 15 M, se  presentan como los auténticos representantes de aquel sueño del que hoy muchos despertamos como si se tratase de la peor pesadilla posible. Qué pena.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

"Con el largo de tus besos", poema de mi colección.


Con el largo de tus besos
cortaría yo la piel de mi vestido,
recio traje a la medida de mis sueños.

Con la espuma de tu boca
bañaría cada pliegue de mi cuerpo.

Por el dulce despertar de tus caderas
me dejaría conducir en el infierno
la eternidad que tú quisieras.

Cuando quieras escuchar lo que te quiero
puede que perdones mis deslices,
puede que me acojas en tu seno.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Luis Miguel “Luismi” Cabeza. El hombre que susurra a los Shovelhead.



Se me antoja que hay pocos sitios mejores en Madrid para hablar con alguien de la vieja escuela (old school para los puristas) que un lugar tan mítico como Alfredo’s, el restaurante de la que pasa por ser la mejor hamburguesa de la ciudad, con varias décadas de historia en la memoria y el presente de generaciones de madrileños. No hay duda de que el sitio acompaña a un hombre con sempiterno aspecto de rocker que no hace gala de nada porque desea tan poco reivindicarse como vestirse de oropeles nacidos de la inconsistencia recalcitrante de aduladores fariseos. Bien podía haber salido de un vinilo de Robert Gordon o Graham Fenton, sin embargo es de las revistas Cromo y Fuego, Freeway, Easy Rider (la edición americana) o Automecánica de quien se manifiesta seguidor. No hay duda de que me encuentro en compañía de un mecánico de raza, buen conocedor del aroma que compone la mezcla de aceite y grasa.
Luismi y yo llevamos un buen rato juntos – bien acompañados por Sara y JuanDa- y nos hemos trasladado hasta aquí desde el bar donde habíamos quedado para evitar camaraderías incómodas. Una pena porque en su terraza se disfrutaba del sol pre otoñal, tan agradable como deseado, aunque hay que decir que tampoco hemos salido mal con el cambio. El chili con carne llega a la mesa y me lanzo a probarlo más de una vez a pesar de que soy consciente de que me va a sentar como una patada en el estómago. El picante me destrozará, lo sé, pero es lo que tiene el momento en el que hay que tomar una decisión rápida: sea la que sea inevitablemente tendrá consecuencias. Algo así le ocurrió a Luismi hace muchos años cuando tuvo que escoger entre ir a estudiar
mecánica a Alemania o convertirse en soldado profesional y hacer carrera en el ejército. Esa elección, fruto de un momento especial mezclado con algo de rabia, ha marcado, sin duda, la vida de un hombre que desde adolescente demostró un talento innato para la mecánica, lo que le llevó a ser el encargado de arreglar las motos que había en la pandilla. Hoy me confiesa que si volviese a tener la oportunidad de decidir hubiese emprendido el camino del ejército. Ante mi extrañeza inicial me mira y desde lo más profundo de su mirada puntualiza: “Tal y como están las cosas no merece la pena dedicarse a esto”. Esto, lo de la mecánica, supone casi una heroicidad en un país pacato e ignorante del esfuerzo que significa mantener una moto en perfectas condiciones o, lo que es más importante, hacer motos que tienen 40 o 50 años y que sigan funcionando a la perfección sin nada que envidiar a las modernas. Aquí interesa más la moda que el estilo, el dinero que el talento, algo que supone una constante con la que me encuentro en muchas de las facetas de mi actividad profesional y que veo reflejada en casi todos los sectores a los que me asomo. A todo ello hay que sumar el desbarajuste creado por un reglamento absurdo e interesado que prácticamente imposibilita a cualquiera el tener una moto a su gusto y que ha traído, si no la ruina, sí la pobreza a muchos talleres del custom. Da pena ver que gente que se ha dejado las uñas durante años lo esté pasando tan mal como para replantearse su situación. Por fortuna, La Cabeza Motorcycles es un taller reputado con una buena cartera de clientes, tiene trabajo y somos muchos los que sentiríamos si un día llegase su desaparición pero es innegable que los tiempos han ido hacia atrás obligando a los talleres a buscar un sitio donde establecerse en el grave desconcierto actual. A La Cabeza Motorcycles, o lo que es lo mismo, a Luismi, le cabe el honor de ser constantemente buscado por quienes necesitan un especialista en el motor Shovelhead, tan codiciado por los amantes expertos de las Harley- Davidson, y de haber construido algunas de las motos más bonitas que circulan orgullosas por las carreteras levantando exclamaciones de asombro, como es el caso de Shovelvia, la envidia de concentraciones y los lugares por donde aparece. Una preciosidad construida mimando los detalles, poniendo el corazón en cada paso y volcando el mismo amor que siente hacia su propietaria, Sara, mujer de raza y culpable en gran medida de que esa media sonrisa que adorna el rostro del mecánico permanezca perenne.

Haberse especializado en la mecánica de una de las joyas creadas por la MOCO es indicativo de su forma de ser y de conducirse por la vida y por su profesión. Hablamos de un hombre entusiasta por aprender – “Cuando compré mi primer Shovel lo primero que hice fue desarmarlo para poder conocerlo a fondo. Quería saber como funcionaba y así me enamoré de él”-, cautivado por lo que hace, que se apasiona ante los retos difíciles y cabila en silencio mientras su interlocutor espera inútilmente un veredicto. Luismi piensa a la misma velocidad que calla, algo poco habitual en un mundo de charlatanes y gurús. Extraña que un hombre tan pausado haya sido entrenado en el exigente cuerpo de los boinas verdes, los populares COES. Se podía pensar que sigue a rajatabla uno de los lemas de los guerrilleros: sé parco en palabras, que los hechos hablen por ti. Pero puede que sencillamente se deba a que nació con el temple de un resistente. No he conocido a nadie que me haya hablado mal de él y eso suele ser signo inequívoco de que el hombre supera al personaje. Luismi no va de nada que no sea él mismo, despreocupado de cualquier consideración ajena. Se le quiere o se le respeta. O ambas cosas, que suele ser lo común. Muchos de nosotros celebramos que un día decidiese cambiar la pistola por la llave inglesa, el subfusil por el torno y el cuchillo por el destornillador. El ejército perdió a un buen soldado pero los harlystas ganamos un excelente mecánico. Y los motoristas, un gran compañero. 

domingo, 5 de octubre de 2014

España pide respeto.

Hemos llegado a un punto de no retorno, un punto peligroso por lo que supone de creación de hechos. Hemos llegado -era inevitable-al momento en el que se desmiente la máxima de que hablando se entiende la gente. El nacionalismo catalán no está dispuesto a hablar, a negociar, nada que no sea aceptar lo que imponen. Ya todo vale cuando se trata de despreciar la ley. No nos engañemos, el debate no es el supuesto derecho a decidir, esto es sólo una falacia esgrimida como argumento sectario, sino la independencia a cualquier precio, pasando incluso por el desprecio a una hipotética mayoría contraria. Cuando los gobernares y los representantes de partidos políticos con ingresos que provienen de las arcas comunes se niegan a acatar la ley hay poco que discutir. Y en esto, la tibieza del gobierno de la nación tampoco está ayudando.
Cualquier ciudadano está obligado a cumplir las leyes como normas que rigen la convivencia entre tanta diversidad de credos y mucho más si se dedican a la política con cargos y subvenciones. Menos los nacionalistas catalanes, por lo que se ve. A ellos sólo les vale su libro, empeñados como están en dinamitar las instituciones y al país con prácticas de terrorismo político. Yo siento vergüenza del espectáculo que están dando unos y otros. Unos por su sinrazón sistemática, los otros por la flaqueza de su actitud.
Este problema nos está dividiendo tanto que incluso se han escuchado comentarios que previenen sobre una posible situación violenta a medio plazo. Me da terror pensarlo. Las leyes no son inamovibles, pueden y deben cambiarse en beneficio del pueblo y la convivencia, pero nunca con chantajes. Y hay tantas disposiciones injustas que mover que, la verdad, la de decidir sobre los territorios me parece secundaria. Mejor arreglar los desperfectos de la casa antes de ampliar la cocina, creo yo.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Víctor Romero. Un hombre tranquilo.

Acudo puntual a nuestra cita y compruebo con sorpresa que Víctor Romero, gerente y socio de Makinostra, ya se encuentra sentado a la mesa con una cerveza. Se levanta y me saluda con la misma cordialidad que ha tenido conmigo desde que nos conocemos, hace ya tantos años que no merece la pena recordarlos. Es la primera vez que llega antes que yo a una cita y eso me descoloca un poco, así que me toca recomponerme sin que se note.
La cuestión que se me presenta ante esta charla es saber si detrás de esos ojos claros y la sonrisa cautivadora se esconde un lobo o un cordero. Tantos años tratando con él me imponen la obligación de desprenderme del aprecio que le profeso y situarme en una posición de objetividad desde donde intentar tratar el perfil del personaje, más allá de cualquier consideración subjetiva. Decido que la premisa de partida bien pudiese ser que su imagen de cordero no es más que una ilusión bajo la que se esconde un lobo que sólo ataca si se siente amenazado… o tiene hambre. Al fin y al cabo me encuentro frente a frente con un hombre tremendamente respetado y querido por la MOCO, por más que intente negarlo, cuya opinión tiene un gran peso en decisiones de la compañía. No en vano dirige con mano firme y certero criterio el que pasa por ser uno de los mayores concesionarios oficiales Harley-Davidson en nuestro país, y por ende uno de los más importantes de Europa.
Motorista antiguo y entusiasta. Empresario y entusiasta. Ameno conversador y entusiasta. Pocas veces se tiene la oportunidad de compartir mesa, mantel y charla con alguien que disfruta al máximo de lo que hace sin adjudicarse las ínfulas que distingue a los mediocres del éxito. Es verdad que ambos sabemos lo suficiente del otro como para que el aprecio que sentimos haga más sencilla la comunicación, aunque detecto cierta actitud defensiva al principio que se va relajando a medida que queda claro que no se trata de una entrevista. Tan sólo, le aclaro, quiero descubrir al Romero que hay tras Víctor. O quizá al Víctor que antecede al Romero.
No es fácil sustraerse al encanto del vendedor, del publicitario que ha sido, del lobo que vigila con la serenidad de saber que domina el terreno. Motorista de kilómetros incontables y vividor de experiencias múltiples, se declara entusiasta de la marca de Milwaukee. “Yo, cuando veo a Willy G. me emociono”, reconoce sin ambages. No se trata de un mitómano recalcitrante, sino de un hombre que sabe valorar el esfuerzo, la implicación y la genialidad de otro que ha sido protagonista de un hecho importante. Esa frase resume, a mi entender, la pasión que descubrió gracias a un grupo de amigos harlystas que un día se empeñaron en que probase una de aquellas grandes y robustas motocicletas y le introdujeron un veneno para el que casi nunca existe cura. Fue en aquel momento cuando comenzó a fraguarse en su cabeza la vinculación empresarial –y posteriormente también laboral- con la marca del bar and shield. Era tan fácil como darle un pastel a un niño que lleva un buen rato salivando frente al escaparate. La vida transcurre entre un puñado de sorpresas que a veces consiguen desviar el rumbo trazado, pero no creo que sea el caso que nos ocupa. Al menos me gusta imaginar que el lobo vigilante supo olfatear a la presa adecuada e invirtió sus días en preparar el terreno hasta que se dieron las circunstancias oportunas para lanzar el ataque. He ahí una nueva teoría para un debate posterior, aunque me temo que esa verdad quedará guardada en la caja de los secretos hasta que llegue el momento, si es que llega, de que brote en la memoria.
Harley-Davidson es una de las Love Marks más apreciadas del mundo, y eso ya es decir mucho. Para alguien como Víctor, acostumbrado a manejar marcas de prestigio, debe ser muy gratificante representar y gestionar a la MOCO nada menos que en la capital del reino. “El problema es que cuando trabajas en lo que te apasiona vas perdiendo esa misma pasión”, confiesa. Supongo que hay algo de verdad en sus palabras pero el brillo de su mirada me hace comprender que todavía queda mucha pasión por agotar, puede que demasiada para echarla en falta por el momento. Esto último adivino que supone un plus para él, aún cuando todavía no sea del todo consciente de ello.
No es la pasión lo que puede convertirle en un manso, en un converso sumiso. Nada más alejado de la realidad. A cada temas espinoso, como el tan traído tema del 1HD y la responsabilidad de la marca en la confusión creada, responde lanzando dentelladas en forma de opiniones sobre como debería mejorar la compañía, pero lo hace con elegancia, sin descuidar el territorio donde se asienta su prestigio. Como buen conocedor de la realidad cree firmemente que la crítica es la única opción posible que tiene la MOCO para seguir siendo objeto de culto y admiración en todo el mundo. Su fuerza, él lo sabe, reside en la convicción de sus palabras mezclada con una sonrisa suave que convierte en amable la más feroz de las sentencias. Nada en su boca suena duro, nada en sus gestos resulta amenazador. Interpelado sobre el Proyecto Rushmore, a través del cual la compañía dio voz –y casi podría decirse que voto- a miles de usuarios en todo el mundo, se toma unos breves segundos de respiro para encontrar las palabras adecuadas, aquellas que buscan transmitir la verdad sin molestar a nadie. Se le nota orgulloso al explicarlo, buen conocedor de lo que ha sido un proyecto serio, interesante y exitoso, cuyo resultado ha dado lugar a importantes evoluciones en las motocicletas de Milwaukee, no siempre bien acogidas por los más puristas pero imprescindibles para adaptarse al futuro, al igual que en el pasado tuvo que tomar decisiones impopulares para poder llegar hasta donde está hoy. Víctor lo siente como propio y lo entiende como el camino de una ruta que busca tener un horizonte limpio por delante.

“Para mí Harley-Davidson es como El Quijote. Siempre te divierte cuando lo lees y siempre descubres algo nuevo”. En este momento mis esquemas saltaron por los aires. Estaba preparado para escuchar alguna referencia al realismo trágico, puede que algo de Carpentier, o acaso a la generación perdida, con referencia a Dos Passos o Faulkner, pero fue la obra maestra de la literatura en castellano la elegida para describir un paralelismo en el que no hay medias tintas. A menudo hereje de mi propia cultura, no es la novela de Cervantes una de las que yo recomendaría, lo que me hace merecedor de múltiples acusaciones que asumo, pero sin embargo, soy consciente de que el significado de su frase va más allá de lo evidente. Es cuestión de raza y de señorío. Se trata del derecho que tiene a asumir las características de la MOCO y trasladarlas al espíritu local. ¿Será el tan traído mantra publicitario  think global, act local? Sea como sea, suyo es el derecho a expresarlo como quiera. Se lo ha ganado de sobra. Como también el cariño y el respeto de quienes le conocemos. Y esto también lo sabe.

lunes, 30 de junio de 2014

Primera Guerra Mundial: el día en que empezó todo.

Guillermo Rodríguez hace un buen planteamiento en el Huffington Post:
http://www.huffingtonpost.es/2014/06/28/primera-guerra-mundial-cronologia_n_5533588.html?utm_hp_ref=mostpopular

Y el enlace a un vídeo sobre la tragedia mundial:
http://www.youtube.com/watch?list=PLmXbtaEFDB2NnaltqY2JJFbL8rrKC0Jxk&v=AMbomBoVUEg#t=88

sábado, 28 de junio de 2014

Yo soy español… español… español...

Soy de un país en el que alrededor de 13 millones de personas viven en el umbral de la pobreza y aún así se penaliza con impuestos las indemnizaciones por despido.
Soy de  un país donde los jueces retan a los fiscales a que los denuncien, donde presente se dirime en forma de pasado y el futuro se escribe con siglas éticamente confusas, tales como SICAV. Un país en el que el precio de la vivienda cae entre un 40% y un 60% pero los impuestos sobre ella aumentan un 9%. Soy de un país en el que la justicia ha perdido el sentido de la igualdad y cada día asistimos a nuevos privilegios de los políticos que deberían servir al pueblo, no servirse de él.
Soy de un país que glorifica a Casillas, Xavi o Iniesta con la misma intensidad con la que desoye a Machado, a Quevedo o a Garcilaso; un país donde el respeto de los derechos humanos ha sido puesto en entredicho, un país en el que los ciudadanos han visto recortados sus derechos y libertades por decreto.
Soy de un país campeón en corrupción en el que el estado roba en forma de impuestos lo que no otorga como servicios.
Soy, por si quedaba alguna duda, español.

miércoles, 18 de junio de 2014

Jinetes de caucho.

La fotógrafa Marina Rodríguez me eligió como uno de los modelos para retratar el alma de un motorista. El resultado es el esperado por ella: carácter, dureza y sobriedad. Como ejemplo pongo una de las fotos que más me gustan.

jueves, 20 de febrero de 2014

El cartel de la autopista del norte, Km 32

Esta iniciativa me atrapó desde que la conocí. Acababa de crear un grupo que se llamó "El Poder de las Palabras"en Facebook con el objetivo de conseguir que las personas tuviesen un momento de felicidad, de comprensión y apoyo cada día. Entonces, por pura casualidad, vi que en Tenerife había una persona que estaba haciendo algo similar, sólo que mejor. Él lo había materializado en la vida real y conseguía que miles de personas sonriesen o meditasen diariamente. No le conozco, ni él quiere ser conocido, lo que a mi juicio le da mucho más valor a su idea, pero admiro su generosidad, su tesón y entrega.

Yo estoy orgulloso de lo que conseguí con "El Poder de las Palabras". Creo que fue una buena iniciativa que unió a personas que no se conocían y desarrollaron una amistad que aún perdura. Superamos los dos mil miembros, se crearon grupos, parejas, y todos pudimos disfrutar de unos momentos de felicidad que hacían menos pesada la carga de la vida. Hoy, en la distancia, sonrío cuando recuerdo aquellos momentos en los que esperaba ver lo que los demás habían puesto en el muro... Pero me faltó una cosa: el anonimato. De haber sido así, quizá no se hubiese despertado la inquina de quien con falsas denuncias consiguió que Facebook cerrase el grupo. Él, Anoniman, ha conseguido mantener su ejemplo durante más años y llegar cada vez a más gente, sin ser descubierto. Sin alardear de su éxito. Esto me parece admirable y me hace creer en el ser humano.
A continuación copio el texto íntegro que Anoniman ha puesto en FB por si alguien quiere tener en casa lo que por desgracia no hemos podido disfrutar en vivo. Soñar no es siempre fácil, pero compensa.

Llegó el momento. Máquinas en la imprenta a punto. Todo preparado. Abrimos la web para que puedan pedir el libro! Este es el enlace: http://anoniman.es/?product=anoniman . Mejor no utilizar el explorador Internet Explorer, da algún fallo, usar cualquier otro.
En principio se podrá comprar solo en Internet. Editaremos tantos ejemplares como pidan y se los mandaremos a casa.
No dejen de ver el corto que estrena Acoidán Mendez colaborando con el lanzamiento del libro. http://youtu.be/wESIZ9TFhys
Y también quiero dar unos millones de gracias a todos los que con su aliento están ayudando a materializar esta idea. Compartir es el lujo.
Toda la información sobre el libro la encontraran en anoniman.es
EL PROYECTO ANONIMAN “No hay un manual, escribe el tuyo”

sábado, 18 de enero de 2014

TT Isle of Man:Conoce el equipo de las leyendas.

He encontrado este documental en YouTube que quiero compartir. En él aparece uno de los pilotos que más me gustan: el gran John McGuinnes.

http://www.youtube.com/watch?v=xbuYdT4GYkI&feature=share