domingo, 19 de mayo de 2013

LOS HOMBRES DE AZUL




Leo en El País de hoy que  una mujer ha estado al borde de la muerte por una pelota de goma disparada por un policía durante la manifestación de los mineros en Madrid el año pasado. La mujer, Consolación Baudín de la Lastra, jurista de 54 años, pasó 45 días en la UCI, con su vida en situación grave por la actuación alevosa de una persona que la disparó amparada en su uniforme, su placa y, lo que es aún más grave, la patente de corso que el Gobierno otorga a los agentes de la autoridad. El relato que hace del momento es escalofriante. “Me movió el instinto. Vi una escopeta y sabía que me iban a disparar y así fue. No fue un accidente. La policía tiró a dar…”. No se puede exponer más claro.
Como relata la noticia de El País “El caso de Chelo no consta en ningún sitio. Oficialmente no existe. El Ministerio del Interior sostiene de forma pertinaz que aquel 11 de julio de 2012 no hubo heridos graves en los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, ni le consta que hubiera algún lesionado por un pelotazo de los antidisturbios.” Además, un juez ha archivado la causa al no poder identificar al policía autor de los hechos. Patente de corso, como he dicho. Deben saber que la declaración de un agente de la autoridad tiene más valor que la suya debido a que el agente pertenece a un Cuerpo del Estado y usted no. Eso rompe claramente con la declaración de igualdad que debería entenderse como consustancial a un sistema democrático. No es así, no se engañen.
Se lleva tiempo, mucho tiempo, reclamando que los agentes antidisturbios porten un número identificador que les permita ser localizados y, si procede, hacerse responsables de sus actos. Son ya muchas las evidencias de violencia policial como para seguir permaneciendo sordos a las  quejas de los ciudadanos, los auténticos dueños de una Democracia de la que se han apropiado en exclusiva los poderes políticos. Los vídeos circulan libremente mostrando patadas, puñetazos y agresiones con porras ante ciudadanos indefensos. Hasta el jefe de los Mossos de Barcelona quedó señalado por mentiroso en la entrevista que el programa Salvados le hizo. Las imágenes dejaron en evidencia su rotunda afirmación de que la policía sólo hacía uso de sus defensas en último caso y siempre respetando el cuerpo humano de cintura para arriba.
La justificación más frecuente que escucho para sostener la contundencia policial suele ser que grupos violentos atacaron a los agentes. Pues les voy a decir una cosa… o mejor varias. Jamás he visto la imagen de un policía agrediendo a un violento, más bien la emprenden a golpes contra ciudadanos tranquilos y a menudo inocentes (consulten los vídeo en YouTube si no me creen). Hay demasiadas pruebas visuales demostrando que en muchas ocasiones quienes empiezan la revuelta violenta son agentes camuflados ( otra vez YouTube). Amnistía Internacional ha hecho público un informe donde recoge y documenta centenares de casos de violencia policial, aunque el Gobierno sigue mirando al cielo en lugar de centrarse en lo que ocurre en la tierra. Los móviles han facultado que los ciudadanos nos convirtamos en testigos inmediatos de lo que ocurre a nuestro alrededor y las redes sociales han otorgado eco a las denuncias visuales. Ya no hay palabra contra palabra, hay imagen que descubre la mentira. Para terminar, una sencilla reflexión: si lo que produce la ira de la policía es la actuación de los violentos, ¿no debería quedar justificada la rabia ciudadana por la desmedida violencia policial? Al fin y al cabo, es lo justo y si se instala el ojo por ojo mal vamos. Pero que muy mal. 

martes, 7 de mayo de 2013

HECHOS OBJETIVOS (artículo para ChopperOn, mayo 2013)


Lost in the moment the day that the music stopped/ and I do remember you.
Drawing patterns with a cork on the tablecloth./ Promising volcanic change of Plot./ Where does this leave us?/ I'm scared of the storm./
The outsiders are gathering, a new day is born.

Los accidentes de tráfico ya no son la principal causa de mortalidad en nuestro país por razones que no son de enfermedad; ahora son los suicidios. Primer hecho objetivo. El número de parados en España (Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año) asciende a 6.202.700 personas. Segundo hecho objetivo. Nuestra economía continúa inmersa en la recesión y, según el Banco de España, se ha contraído un 2% frente al año anterior. Tercer hecho objetivo que demuestra la realidad de un país que viaja al albur de unos incapaces de gobernar el timón de una –nuestra- nave a la deriva, azotada por los vientos de la desconfianza y la ignorancia más elemental. Nada en el horizonte permite vislumbrar la esperanza de una vida normal, tal y como era antes de que el dinero dictase su propia ley y transformase nuestra sociedad en un pelele miedoso y raquítico de convicciones. Lanzamos la paloma de la voluntad popular con la creencia de que nos trajese en el pico la sabiduría y la solidaridad. La paloma jamás regresó, quizá devorada por los buitres de la sinrazón. Leer el periódico, escuchar la radio o la TV, estar informado, en suma, supone el alimento perfecto para engrosar las cifras del primer hecho aquí comentado. No sé a ustedes, pero a mí el aumento de los suicidios me pone los pelos de punta y, aunque supongo que no todos se deben a la dramática situación económica, no dejo de pensar en aquellos que no tuvieron otro camino que terminar con su vida, incapaces de aguantar la vergüenza de seguir viviendo.

A man walks away when every muscle says to stay./ How many yesterdays?/ They each weigh heavy./ Who says what changes may come?
Who says what we call home?I know you see right through me,/ my luminescence fades./ The dusk provides an antidote,/ I am not afraid.
I've been a million times in my mind./This is really just a technicality, frailty, reality


Crecí educado en la idea de que la patria suponía un ente superior cuya principal misión era proteger al individuo y garantizar su derecho a una vida digna, con todo lo que eso conlleva. Por desgracia, muchos años después he salido del engaño con la realidad marcada a bofetadas sobre la piel. Y duele.
Un país no es nada si un solo individuo es sometido a la injusticia sin que esta se repare; una bandera, la nuestra, la misma que enarbolamos orgullosos de los éxitos deportivos, se convierte en un simple trapo que apenas sirve para enjugar las lágrimas que provoca el abandono; la idea de pertenencia a una nación – “¡Yo soy español, español, español!”- tiene un significado vacío de contenido cuando la desigualdad se favorece y las instituciones se derrumban por la corrupción y la mediocridad intelectual. ¡Qué lejos queda aquella sentencia patriótica que proclamaba que en ningún país del mundo se vivía como en España! Pues bien, yo rezo cada día para que mis hijos abandonen esta tierra labrada con el germen de la maldad

Uh, it's time to breathe, time to relieve./ Let it go and run towards the sea./
They don't teach that, they don't know what you mean./ They don't understand, they don't know what you mean./ They don't get it, I wanna scream./ I wanna
breathe again, I wanna dream./ I wanna float a quote from Martin Luther King./
I am not afraid… I am not afraid… I am not afraid

Y en los que nos toca de cerca, y de modo muy particular, un país que condena al olvido a miles de sus ciudadanos y los entrega a la muerte o, en el mejor de los casos, a la mutilación de los guardarraíles por practicar una pasión que ingresa pingües beneficios a las arcas que deberían ser de todos, no merece la pena. Este es también un hecho objetivo. Y es irrefutable.