jueves, 5 de julio de 2012

EL CONCEJAL QUE NO AMABA LAS HARLEY-DAVIDSON (artículo para ChopperOn.es,julio 2012)



Había una vez un Concejal de Juventud del Ayuntamiento de León que perdió los nervios por el apelativo que le dirigió el responsable, creador y alma máter de la Reunión anual León en Harley- Davidson. Las palabras que sacaron de quicio al joven político (aún no ha cumplido la treintena) no fueron una mención a su santa madre, lo que hubiese quedado justificado, o una alusión a su actividad de ocio como trencilla, algo así como “¡Árbitro, cabrón!, lo que igualmente hubiese sido perdonable. No, la gravedad de la ofensa sufrida, ustedes sabrán valorarla con justicia, fueron las palabras Vale, chaval. Ante tamaña ofensa, el concejal en cuestión enrojeció y con la color demudada exclamó un "¡Tráteme con más respeto!" que retumbó en el edificio consistorial como trueno de Odín, antes de expulsar al interfecto con malos modos y la advertencia/amenaza: "¡ Y no vuelva por aquí a pedir nada!". En este momento de la historia se me plantean un par de cuestiones que quiero compartir con usted, lector. La primera es: ¿Quién es un concejal para expulsar a un ciudadano de SU ayuntamiento? ¿Hemos creado una clase política tan soberbia que está por encima del resto de las personas? La segunda, nada baladí, por cierto, es: ¿Realmente se puede considerar insulto la palabra "chaval"? Creo que no y más si quien se la dice es un hombre con la edad suficiente para ser su padre. Chaval, joven, mozalbete, guaje, chico... son apelativos de uso normal que, se lo concedo, pueden suponer una cierta descortesía en algún caso, pero jamás una ofensa, querido concejal. Ofensas son los insultos que le ha dedicado al señor Rubalcaba a través de su twitter @migon87. Denominar mono al jefe de la oposición no parece ser una muestra del respeto político ni personal a Don Alfredo que usted reclama para sí. Ofensa es también su actitud chulesca, falsaria y prepotente de entender la democracia y la consideración para con sus conciudadanos, aquellos a los que presume servir (sic). Chulesca por las formas, prepotente por el contenido de sus frases amenazadoras y falsaria porque desde su concejalía confirmaron con cuatro meses de antelación que no había problemas en usar los segways municipales (comprados con el dinero de todos, por cierto), estos artilugios eléctricos de dos ruedas que sirven para desplazarse individualmente, con el objeto de realizar un recorrido turístico por la ciudad y cuando llegó el momento de firmarlo se desdijo, con todo lo que eso supone en cuanto a desajustes en un evento de la magnitud del que estamos hablando y otorgando a su palabra menos valor que el de una boñiga de vaca.
Mire usted, querido concejal, chaval, al fin y al cabo, porque yo también tengo edad suficiente para ser su progenitor, Santos Álvarez lleva muchos años haciendo más por la ciudad de León de lo que usted será capaz de hacer en mucho tiempo. Empezó cuando usted todavía estaba en las aulas, o debía estar, aprendiendo cosas como la diferencia entre apelativo e insulto. Él es un gran embajador de su tierra, tanto que sigue organizando una reunión anual de Harley-Davidson en su ciudad a pesar del escaso apoyo institucional que recibe y a la cual no he faltado un sólo año desde 1997. Quizá usted no sea capaz de comprender la importancia que "León en Harley-Davidson" tiene, por lo que le aconsejo que se informe bien a través de fuentes solventes, pero lo que sí puede comprender es que ha puesto en peligro su continuidad, privándome a mí y a otro centenar largo de motoristas entusiastas, llegados de todos los rincones de España, de la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero puede conseguir una hazaña mayor todavía, privar a los leoneses del espectáculo de ver, montar y hacerse fotos en unas motos que causan sensación. Por no hablar de los ingresos que los comerciantes de su ciudad van a perder debido a la avaricia de su ego y su cortedad de miras.
En fin, tengo unos meses por delante para intentar convencer a Santos de que siga celebrando una reunión tan querida, tan deseada para mí. Veremos si lo consigo pero mientras tanto permítame dedicarle una frase que en Madrid decimos a quien mete la pata hasta el corbejón: ¡Ya te vale, chaval!