martes, 5 de marzo de 2013

MOTORISTA DE SALÓN (artículo para ChopperOn, marzo 2011)


Hace ya casi un mes que La Bonita duerme sin descanso en el garaje de casa. El paso por el taller no ha sido todo lo rápido que esperaba y el dolor me impide todavía llevarla de paseo como se merece. No recuerdo la última vez que pasó tanto tiempo sin que pudiese montar en moto pero debió ser hace mucho porque estoy que me subo por las paredes. Shit happen! Sin embargo la convalecencia me ha permitido recuperar otras cosas que tenía, si no olvidadas, sí postergadas. Entre ellas leer más de lo que acostumbraba en los últimos tiempos. Varias son las obras que han sido devoradas durante este mes pero quédense tranquilos que no es mi intención escribir un artículo sobre ellos. Lo que sí quiero resaltar es que me resulta curioso la cantidad de aspectos que tienen en común literatura y motos. Cuando abres una novela es como si accionaras el acelerador suavemente para dejar que el motor de la historia te vaya llevando por kilómetros llenos de letras hasta las más increíbles aventuras, los romances más apasionados o las batallas más sangrientas. La literatura nos permite soñar, imaginar, emocionarnos… ¡Vivir! Al menos para mí ha sido una vía de escape durante todas las etapas de mi vida. En moto he recorrido carreteras de casi toda España y media Europa, he visto parajes increíbles y conocido personajes dignos de mención; con los libros he visto cosas que tú ni imaginarías, he amado a mujeres hermosas y algunas realmente peligrosas, he estado al borde la muerte infinidad de veces y he tenido que defender vida y honra en varios duelos de honor. Moto y letras caminan de un modo paralelo en mi vida y por eso, cuando emprendo un viaje en moto siempre viaja conmigo una novela… y un cuaderno. Leer y escribir me son tan imprescindibles como rodar  y en estos momentos de orfandad motera me refugio en ellos para huir de la podredumbre moral que nos rodea. Espero que esta situación se resuelva rápidamente porque el sofá de mi salón es cómodo, sí, pero añoro el sillín individual de mi Harley y necesito escuchar el ronroneo del big twin al ralentí. En fin, toca rezar y esperar mientras ataco “Danzas de Guerra”, el recopilatorio de cuentos, odas y poemas de Sherman Alexie que mi hermano Víctor me regaló al salir del hospital. Curioso, comienza a sonar la excelente versión de The House of the rising sun que The White Buffalo hizo para cerrar la cuarta temporada  de la serie Sons of Anarchy. Le han cambiado la letra para ajustarla a la mujer de Jax Teller, el protagonista. Empieza así:
There is a house in Charming town / They call the rising sun.
And it’s been the ruin of many a poor girl / and me oh God I’m one.

Y así termina:
And me I wait in Charming town/ to gain my loveless one
I’m staying here to end my life/ down in the rising Son.

Para el resto, ya saben, Google y YouTube. Que la disfruten.