Celebro su gentil retirada del debate y reclamación conllevante; más vale tarde que nunca y, como dije en un mensaje anterior, no será el menda quien niegue puente de plata al adversario que se retira, menos aún si lo hace con la elegancia de un caballero a lo Gracián.
Estupenda disertación sobre el dandismo, escondiendo término y concepto inteligentemente frente a la aseveración de dadaísta con la que calificaba yo su actitud. Le felicito, repito sin que me duelan prendas, por su última misiva de oink, aunque espero retomarle y leerle en un mañana. Y no se disculpe, se lo ruego, por escribir doble misiva cuando la segunda es tan espléndida como ésta.
Ahora bien, dejando los cumplidos, merecidísimos por otra parte, conviene de una vez por todas finiquitar nuestras cuitas para que puedan permanecer eternamente encerradas en la pocilga de lo absurdo. Y en este punto debo dejar claro que confunde usted admiración con reconocimiento, algo demasiado frecuente en su argumentación vacua. En numerosas ocasiones ha mostrado usted una actitud propia del maledicente Uriah Heep, aquel horrible y mísero empleado que aparecía en la novela David Copperfield mostrando toda su impudicia ante la candidez de la veracidad que el buen niño David encarnaba ( y que, por cierto, inspiraron nombre a la banda de rock británica que compuso el tema que le adjunto para su solaz y el de los menesterosos que nos siguen). Algo impropio del buen juicio que le he conocido siempre pero que perdono y olvido por, ya lo he comentado en anteriores parlamentos, deberse seguramente influenciado a sus constantes devaneos mentales con Onán.
Durante todo este tiempo ha intentado, señor mío, comprar la verdad al peso de las palabras - y con gran éxito debo decir, como así me ha hecho saber alguno de los invitados silenciosos- y ha batallado lo indefendible con la dialéctica de la confusión, manteniéndolas con gallardía y tesón, consiguiendo disfrazar sus auténticas intenciones gracias al verbo enrevesado y entreverado de giros al más puro estilo marxista de Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros. Pero la verdad, querido amigo, termina por resplandecer porque “...la verdad no se puede exagerar. En la verdad no puede haber matices. En la semi-verdad o en la mentira, muchos”, como dijo Pío Baroja. Y la verdad puede eclipsarse momentáneamente pero no extinguirse.
Lo que usted ha estado reclamando, y aún amenaza con hacer en el futuro bajo el supuesto amparo de la justicia en la reparación exigida, más que absurdo es injusto. Y, como dijo el gabacho Montesquieu, una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad. Y auque, como él, a la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidamente antes que escucharlas, no ha sido así en su caso por varias razones, a saber: por la amistad que nos une, por el placer de leerle, por el ingenio que demuestra y porque así se me antoja ¡qué coño!. Pero esto no quita un ápice de razón a lo defendido por mí durante estos meses de agonía pseudo literaria. Pero como Justicia sin misericordia es crueldad, siguiendo la máxima de Tito Livio, abandono aquí esta pluma (vulgo tecla) citándole, Dios mediante, para el sábado 9 de mayo, a las 13:00h, en Bonneville para aliviar nuestras penas con unos tragos del dorado nectar y, si su generosidad lo aconseja, un pinchito del noble animal tantas veces mentado. Llene bien la faltriquera, Don Luís, que acudiré hambriento de ganas.
Termino estas letras esperando su confirmación a la cita amistosa, que no duelo, pero sin resistirme a adjuntar unos cuartetos dodecasílabos que el bueno del bachiller Hugo Labra me ha hecho llegar al conocer sus intenciones y al cual considero debo prestar púlpito por su incalificable adaptación sobre la Sátira de Don Rodrigo Calderón que usted le dirige. Ruego que no me las atribuya como propias y excuse que no pueda negarme a su publicación. Como buen duelista es sabedor de que a una estocada suele venir otra hasta que la primera sangre, si así ha sido fijado de antemano, den fin a la contienda. Dicen así:
Retirose el bellaco de la lucha
importunado el discurso, demacrado.
Gochón bien resguardado en su capucha,
entre las piernas escondiéndose su rabo.
Y marcha por do se vino, sin amparo.
Tiznado en la vergüenza, desolado.
Dejándome en su fuga en el paro.
Me marcho con mis lumis a otro lado.
Deseándole buena travesía y advirtiéndole sobre lo pernicioso de los cantos de sirenas, se despide su siempre amigo y devoto seguidor.
Pd- Me permito recordarle que en su nominación de exponentes del Glam, olvidó citar al gran Marc Bolan (pseudónimo de Marc Feld), más conocido como T-Rex y aupado por muchos como rey indiscutible del Glam.
El 29/4/09 18:55, "Luis Cevallos-Escalera Gila"
DANDI CON I ES MÁS DANDI
Lo sé, lo sé, mi admirado y antiguo adversario: prometí no dirigirme a Vd dos veces con la misma cantinela en la misma jornada, pero no puedo contener el impulso de compartir con Vd el fruto de las últimas lecturas que el debate pasado ha provocado. Sé que es vil vanagloria su exposición a toro -cerdo- pasado, pero también sé que sería una verdadera lástima perder en mi desordenado archivo algunas perlas halladas, ya digo, en lecturas de diversos autores y que hubieran venido al pelo. Cuando menos, espero que le entretenga esta breve relación de un anecdotario simpático relativo a aquél tema del da(n)d(a)ismo.
Entre la sección Decadencias, de Luis Antonio de Villena y las solfas de mi apreciado José María Montells, hay una minúscula isla resistente de autores dados al dandismo, esa corriente individual que siempre llama la atención y ocasiona frecuente confusión -será por eso que mola lo que mola. Philippe Julian, erudito de esta individualidad, decía que la diferencia entre un dandi y un esnob -en su vertiente de elegancia solamente- existe la misma que entre una beata provinciana y San Juan de la Cruz. Como principio, sin objeciones.
He dado con un pequeño volumen escrito por Giuseppe Scaraffia, el Diccionario del dandi, editado por Antonio Machado Libros. En él el dandismo es un fenómeno romántico que surge en la Inglaterra de finales del XVIII (aquel estupendo Beau Brummel, squire, que desafió a coronas y a la miseria hasta su muerte romántica hasta en su circunstancia). Hay quien afirma que su etimología proviene de la cinética: un hombre que se contonea al andar. No estoy de acuerdo porque opino que es más un término acuñado por afilado labio femenino tras el muro de su abanico ante galán disciplente. Es más, creo que aquella fémina genial era talludita y bien servida, pero esto es una lucubración personal sin base científica. Pero como base iniciática, no está mal. Sobre todo sabiendo que de lo romántico se pasó a lo estético sin muda de lo esencial. Ahí está Robert de Montesquiou, modelo de Des Esseintes e inspirador del no menos célebre Barón de Charlus, considerado como el Soberano de lo Transitorio, o del archiconocido Óscar Wilde, el dandi punido por su provocación sensual única.
A su lado está el exquisito Marqués Boni(¿face?) de Castellane, autor de El arte de ser pobre, título comparable a El gentil arte de hacerse enemigos, del asímismo artista pintor y dandi Whistler -que ignoro si es apellido o apodo-, que enseñaba los palacios de sus esposas ricas y americanas por unas monedas. De este dandismo esteticista damos con el dandismo bohemio: Gaultier y su chaleco rojo vivo y el dirty chic de hoy en día capitaneado por el gran David Bowie -Jones, de jóven- y hacia el glam de la Velvet Underground -no hay título más dandi, creo.
Este periplo por esta faceta tan curiosa de la historia lateral del hombre enlaza conmigo únicamente en que el dandi sabe que está derrotado, como yo mismo y mi cerdito, y así lo establece Barbey, su gran teórico. La industrialización y el carácter gregario del hombre moderno acaban con el dandi, pero, igual que el samurai nipón, sabe que ciertas derrotas comportan una íntima victoria. Y así acuña un lema impecable el gran Villiers de l'Isle-Adam: Demasiado tarde. En su virtud, Baudelaire, no menos dandi que los anteriores autores, nos regala un dandismo como el último sol poniente en la decadencia.
Algo se pierde hoy, pero antes de irse, se obliga a brillar con un postrer y amable resplandor.
Oink.
Post Scriptvm: No hay pena ni dolor, gochín mío, resquemor o amenaza, el mar nos espera...
... Antes que el sueño o el terror tejiera
mitologías o cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, siempre el mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares,
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira, lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.
(Jorge Luis Borges, 1899-1986)
El 29/4/09 09:48, "Luis C escribió:
Querido con acerada solidez, citando al ínclito y ahora sosegado don Alfonso Guerra, me he quedao pasmao, aunque yo añadiría y aumentaría la sensación que pretendo transmitir con la siguiente expresión: me he quedao anonadao cuando he leído por vigésimoprimera vez su último y amable recado, al realizar con estupefacción que, entre tanta palabrería vacua, lo que se halla es, ni más ni menos, que una enraizada admiración -muy lejos de la mala malísima envidia, a la que pudiera asemejarse si se encauza sin delicadeza-, cuyo inicio se encuentra sine dubitatione en la carencia general de cerdito aletero de material mineral aleado en propiedad. Y ahí queda eso, sin más que decir al respecto, por no meter dedo hurgón en llaga purulenta.
Debido a la observación simple que le ofrezco en el anterior párrafo, doy por concluida esta diátriba que ha sacado de su quicio humilde, pero justo y de rigor, con sus soflamas, su verso alquilado y su desplante obstinado al meollo que se le solicitó, bien que reconozco mi salida de tiesto en las menciones afiladas, en tanto Usía lo hacía defendido por su apéndice masculino. Pelillos agresivos a la mar, si le parece a mi querido con acerada solidez.
Hago hincapié, como me fue exigido, en no mencionar las cantidades indemnizatorias recibidas por vía anónima suficientes para el mantenimiento dentro del lujo del cerdo etcétera etcétera. Por la presente, doy cumplido cumplimiento a la promesa de confidencialidad hecha y puesta a la firma en attached document. Punto en bocas, pues. Chitón.
Otra razón para dar por terminado el debate es que, ante su negativa actitud carente de ánimo cooperador, mi cerdito etcétera etcétera ha decidido no acudir a la cita que patrocina con su propaganda, una vez su derecho pisoteado y su orgullo herido no están siendo reparados en absoluto. Para obligar a tomar esta decisión, el cerdito etcétera etcétera se ha procurado labores ineludibles en diversas partes del globo terráqueo, cuyas fechas coinciden sospechosamente con las de la reunión anunciada. Mala nata por arrobas que se gasta el señorito, por lo que en nombre de ambos me excuso con la humildad y porte con los que el Protector Universal me ha dotado, y espero que no crea mi querido con acerada solidez que le dejo con la palabra en la boca o, peor aun, que huyo con el rabo entre las piernas -donde suele hallarse de oficio, pero por otras razones de carácter meramente anatómico, tal y como, si se lo observa con cuidado analítico, podrá apreciar en su propia persona.
En este cúmulo de conclusiones, no puedo dejar de concluir con dos personajes traidos al pelo en estos meses: Die Doktor Goebbels y el general Millán Astray, para poder seguir concluyendo la futilidad de las cosas, de las intenciones y de la vida de los seres humanos en general. Su citado y, al parecer, admirado Doktor, además de comer glotonamente, vestirse con uniformes de fantasía y colores imposibles, fue incapaz de elevar su cometido al punto requerido y, por esa causa, aceleró el final de un conflicto desastroso y, por fin, el suyo propio para alivio de la humanidad que pretendió sojuzgar. Muy canalla. En el sentido estricto del término.
Pero nuestro vilipendiado, sin embargo de entrañable y ameno, general fue incapaz de procurar alivio a la humanidad en la que se crió y pretendió mejorar. En ningún caso se asemeja al anterior, pero sí que ambos son dignos de conmiseración. Nuestro general recosido matrimonió con señora goebbelsiana: se resistió toda su vida al contacto marital debido al vínculo, por lo que el general tuvo que aliviarse en otros solares, habiendo de ellos un vástago con falda. Es decir, que tampoco logró elevar su cometido al punto requerido. Muy canalla. En el sentido licencioso del término.
Pudiera mi querido con acerada solidez preguntarse a (S)anto(s) de qué le vengo a contar esto, si he concluido. Nada más que a manifestar y declarar con la firmeza de la que he hecho gala que concluir la presente no significa rendir la razón y que retomaré la defensa de mi cerdito etcétera etcétera en la siguiente ocasión, que la habrá, no lo dudo, en la que mi querido con acerada solidez utilice torticeramente el vocablo que dio origen a la reclamación no atendida. Mediante el ejemplo de ambos personajes y la relatividad que desde la distancia se percibe en sus semejanzas, determino que hacer valer un derecho vapuleado, no exime al vapuleador de ser insistentemente requerido para su satisfacción, tal y como insistía Goebbels en su uniformidad demenciada y el general ahondaba en su insistencia por recibir prole.
Por fin y para alegre vistazo de su autocomplacencia, le regalo felizmente estas silvas finales que espero le sirvan de algún modo en sus largas tardes en compañía de don Hugo de Labra, el mani-pulador de las pasiones:
SÁTIRA DE DON HUGO DE LABRA,
ABRASADOR DE LUMIS
Que venga hoy un triste vate
a alcanzar notoría,
y a tener más en un día
que en mil años de acicate,
bien será, señor, se remate,
que es grandísima insolencia
que venga a tener excelencia
un bergante; gran locura:
si su Señoría lo apura,
tendrás, Cerdito mío, paciencia.
(Adaptación sobre la Sátira de Don Rodrigo Calderón, Marqués de Siete Iglesias. Conde de Villamediana, 1582-1622)
Quede con el Altísimo y con el inclemente Labra, condena que merece mi querido con acerada solidez, seguro sabedor de que soy indeleble admirador de las virtudes que orlan su persona.
Adenda: Emplazo a don Fernando y compañía para después de la Fiesta del Trabajo para refrescar gaznates, sellar esta pausa o tregua y darse el merecido abrazo que vuelva a confirmar -innecesario- su profunda y afectuosa amistad.
Post Scriptvm: Se ruega de Gochos de León & Fauna Convertible, S.L., se sirva recoger las cerditas enviadas a modo de consolamentvm gratiae, pues el cerdito etcétera etcétera ya ha tomado posesión de todas, luego desechadas, eligiendo en cambio, soberana jabalina que pasaba cerca, casualmente. Con su agradecimiento.
Fe de erratas: en mi último recado, donde dice espúreo, debiera decir espurio. Lamento el gazapo que achaco bien a mi mano torpe, bien al desastre que el corrector ortográfico de algunas máquinas se otorga como infalible. Item más, donde dice causabiente, debe decir causahabiente.
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