miércoles, 28 de marzo de 2018

El rugby que amo ( a propósito del artículo de Nacho Orozco).

A pesar de todo lo que he escrito con anterioridad; a pesar de la indignación y mi sospecha de que algo olía mal en el arbitraje del pasado Bélgica-España de rugby, no puedo estar más que de acuerdo con Nacho Orozco.
En este artículo pone varios y buenos ejemplos de injusticia en la historia del rugby. De todos ellos quiero destacar uno por su especial importancia. En el famoso mundial de Sudáfrica, los Springbooks tenían una selección que estaba lejos de poder ganar el campeonato. Los años del appartheid los habían sacado del circuito internacional y su nivel había descendido mucho. Sin embargo, ganaron. Y lo hicieron empleando una especial dureza ante los favoritos All Blacks que rayó por momentos en la delincuencia. Pero el suceso que tuvo -para mí- una trascendencia especial fue el partido de semifinales contra la entonces muy poderosa Francia. El árbitro no sólo se salto las normas permitiendo jugar en un terreno impracticable, sino que, ante el pasmo general, le escamoteó un ensayo a Abdelatif Benazzi en el minuto 78 que hubiese llevado a los galos a la final. Lo grandioso de esta historia es que años después le recordaron este hecho a Benazzi en una entrevista. Él sonrió a medias y respondió: "Bueno, nosotros perdimos un partido pero ellos ganaron un país". Esta actitud es lo que define el rugby. Esta es la razón por la que amo este deporte.
 

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