He
dudado seriamente sobre si titular este artículo “Bufón de bufones” o
“Anonymus”. En el primer caso hubiese hablado de un personaje ególatra, pagado
de sí mismo, que se auto corona como ser superior y desprecia a sus semejantes,
eso sí, guardándose una pequeña representación en forma de “cla” de sus
actuaciones histriónicas. Un imbécil, en suma. Al final comprendí que ya había
hablado suficiente de esta clase de cretino en esta sección y tan sólo podría
disfrazar con palabras nuevas la escasa consideración que me merece, así que lo
descarté. En el segundo, sencillamente pensé que no era el titular adecuado
para abordar el grave problema que la libertad de expresión y de información
está sufriendo. Leyes como la Sinde, la SOPA americana o el tratado ACTA han
aparecido recientemente en nuestras vidas para limitar nuestros movimientos en
la Red. No se dejen engañar por el altruista disfraz de proteccionismo hacia
los derecho de autor que exhiben como bandera de algunas de estas medidas, esto
les importa un comino, excepto los impuestos que puedan derivarse de las
transacciones. Como autor y creador estoy expuesto a la apropiación indebida de
mis escritos e ideas, pero considero que se pueden establecer reglamentos con
sentido destinados a amparar el esfuerzo autoral, alejados de las leyes
coercitivas e irracionales que nos van a imponer. La realidad es que Internet
es un espacio altamente peligroso para cualquier gobierno porque otorga un foro
a las ideas, a los planteamientos divergentes. Gracias a Internet hemos podido
conocer las vergüenzas de algunas democracias occidentales, estamos al tanto de
las tropelías del gobierno dictatorial cubano, nos han informado de las
revueltas en oriente o hemos sido testigos de la enorme violencia policial en nuestro
país el verano pasado, por citar algunos casos. Internet es un foro libre donde
las personas sin importancia adquieren voz y pueden difundir sus protestas, sus
inquietudes, sus discrepancias, y tener un escenario donde plantearlas, sin
tener que sufrir la censura que impone la falta de medios o la imposibilidad de
acceder a ellos. Esto es lo que realmente les preocupa, que cada uno de
nosotros seamos un potencial foco de conflicto y encontremos el eco suficiente
para ponerlos en problemas. Es lo que ha ocurrido con Wikileaks, por ejemplo. Descubrió mentiras, trapicheos,
procedimientos delictivos y abusos del poder y lo silenciaron. Simplemente.
Ahora mismo cualquiera de nosotros es considerado un Wikileaks en potencia para los transgresores de la libertad,
aquellos que invocan su nombre para restringir la de todos. La libertad no es
gratis y todos deberíamos convertirnos en un anonymous, un anónimo que luche por mantenerla desde su propio
perfil online, si no queremos ver como las redes sociales se transforman en una
especie de estúpido waka waka, el
circo de los romanos. Piénsalo bien, tienes en tus dedos más poder del que
crees y como utilizarlo depende exclusivamente de ti. Libertad es una palabra
que se escribe con todas y cada una de las teclas del ordenador. Eso o quedarte
adormecido a la SOPA boba como les gustaría a los distintos poderes que nos
manejan y que ven peligrar el monopolio del mangoneo cada vez que un post es publicado, cada vez que tweet se lanza al mundo, cada vez que
una opinión contraria busca su eco en Internet. Aquí está la mía.