miércoles, 24 de octubre de 2007

Mentira


"Todo es mentira en este mundo, todo es mentira, la verdad", escupe una canción de Manu Chao.
La verdad es que debo alinearme con la tesis de el artista que más se copia a sí mismo (Víctor dixit). La mentira es amplia y tan vieja, seguramente, como la historia del hombre. A lo largo de los siglos ha provocado más enfrentamientos de los que hubiesen sido medianamente aceptables. Y aún hoy los sigue produciendo. Los políticos nos venden proyectos irrealizables, intenciones falsas y proyectos que no tienen intención de poner en marcha. Mentiras. Los periódicos cuentan las cosas según la tendencia editorial que profesan, sin importar que la verdad quede camuflada; las grandes empresas aparecen casi como mecenas de la modernidad, ofreciéndonos las ventajas de una vida más moderna, más cómoda, sin advertirnos que fabricar sus productos tiene una consecuencia altamente contaminante o atacan los más elementales derechos humanos al fabricarse en países donde los derechos sociales son inexistentes, incluso para los niños, esclavos de una vida que no han elegido; los deportistas insisten en separar deporte de lo que ellos llaman política sin importarles que en el país donde se van a celebrar los juegos olímpicos se ejecute y encarcele miles de personas que cada año se rebelan contra los abusos de una de las dictaduras más feroces del mundo. Mentiras. Las relaciones con nuestra pareja, con nuestros hijos, amigos, conocidos, compañeros de trabajo... Que cada uno repase durante unos segundos cuantas mentiras ha dicho y seguramente le saldrán tantas que ya se ha convertido en una actitud que no nos causa rubor. En fin, la lista es interminable y tan rutinaria por conocida que no merece la pena seguir con ella. Ya sé que podemos escudarnos en que algunas mentiras - mentiras piadosas, las llamamos- se dicen para no hacer sufrir a la/s otra/s persona/s. Esta es la verdad de la mentira, que podemos hasta defendernos de nuestras mentiras con otra revestida de verdad. Gran paradoja, mayor mentira. La realidad es que la mentira es cosustancial al ser humano, como lo son la codicia, la maldad, el egoismo...
Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit (lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro), escribió Plauto hace más de dos mil años y Thomas Hobbes, filósofo y matemático inglés del siglo XVII, lo resumió en la célebre homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre). Lo que demuestra que la maldad que escondemos es parte de nuestra condición humana desde el principio de los tiempos. Una maldad que, en distintos grados, todos albergamos bajo la apariencia de personas normales que viven la vida con rectitud. Mentira. En alguna ocasión todos hemos hecho creer lo que no somos, lo que no pensamos, para conseguir una ventaja económica, social y afectiva. Porque sabemos que una mentira sólo hace daño en el caso de ser descubierta y nuestro objetivo es que eso no ocurra, aunque para lograrlo tengamos que seguir mintiendo hasta que llega el momento en el que confundimos mentira con verdad.
Hay una frase que utilizo en bastantes ocasiones, y que reproduzco en su versión no literal, que dice más o menos que una verdad es una gran mentira repetida el número suficiente de veces. Esta frase, por supuesto, no es mía, sino de uno de los grandes comunicadores que dio el siglo XX, Joseph Goebbels, ministro de propaganda del nazismo. ¡Qué gran verdad!
Por último, explicar que el dibujo que ilustra esta opinión se titula "Ilusiones", por cuanto la ilusión supone un engaño de la realidad. En el fondo, una mentira.

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