No hay día en el que las noticias no mezclen los problemas económicos junto al recurrente tema de la independencia catalana. Frente a lo primero, la verdad, no sé qué hacer excepto seguir trabajando con la incertidumbre de si mañana seguiré teniendo negocio o no. En cuanto a lo segundo, acabo de escuchar en La Brújula algo que se ha olvidado en
la memoria colectiva, y en particular en la de los socialistas. En su séptimo año de mandato, Felipe González, ante la insistencia de los nacionalistas, amenazó con ejecutar el artículo de la Constitución que permitía suspender la autonomía catalana. Bien, quizá haya llegado el momento de encarar el problema con altura de miras y convocar un referéndum, tal y como exigen algunos. Eso sí, un plebiscito total, una consulta en toda España porque hablamos de un territorio global en el que todos tenemos algo que decir. Si en ese hipotético escenario se decide que España no es una y sí cincuenta y una, perfecto. Si no es así... que dejen de joder con este tema y se pongan de una puñetera vez a trabajar para ver si salimos de ésta lo menos damnificados posible. Millones de españoles respirarán aliviados.
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