Castellón, noviembre de 2011. Un alumno adolescente de un colegio con nombre de resignación cristiana es acusado de plagiar un relato que debía entregar como trabajo de la asignatura de Lengua. Los motivos esgrimidos por la profesora son definitivos: un joven de 15 años no tiene la capacidad de escribir una historia tan cruda y estructurada, tan extensa y con un lenguaje impropio de su edad y condición. Hasta aquí se parece mucho al argumento de la película “Descubriendo a Forrester”, pero no, es real. Al igual que en la ficción la profesora no aporta pruebas irrevocables que soporten su veredicto. Bueno, no, al menos en la película, el profesor que mancilla el nombre de tan trascendental figura educativa se basa en un relato del propio Forrester; en el caso que nos ocupa no se adjunta nada más que la opinión iluminada de una señora- a estas alturas me niego a tildarla de profesora- que procede de su intuición y experiencia (sic). El chico se defiende recordando que explicó cuales habían sido sus referencias, tanto para la trama como para los rasgos del personaje. Vano intento. La señora que ostenta el poder sentencia desde su atalaya que el Departamento de Lengua del colegio, ninguno de cuyos miembros ha escrito nunca otra cosa que acaso torpes versos de enamorados, sea el órgano encargado de condenar a la vergüenza al falsario alumno. La historia sigue pero es tan larga que ocuparía demasiadas líneas, baste decir que así sobrevino. Se reprobó al joven a través un veredicto injusto sin concederle beneficio alguno. No importó que los padres del muchacho argumentaran su creatividad natural y el hecho de que fuese un lector de libros muy por encima de su edad (como ejemplo citaré que un año antes había comprado por su cuenta “El retrato de Dorian Grey”, nada habitual a su edad), ni tampoco el que fuese hijo de escritor y acostumbrado desde niño a un ambiente literario. Se perpetró un atentado contra la moral y la ética por parte de un estamento encargado, no sólo de formar a nuestra juventud, si no de inculcarles valores trascendentales para su porvenir como ciudadanos. Ahora me toca enseñar al chaval algunas amargas lecciones sobre la vida, algo que hubiese preferido no tener que hacer jamás. Comenzaré por hablarle del artículo “J’Accuse”, del gran ‘Emile Zola, quizá el más famoso escrito contra la injusticia despótica, y le propondré como banda sonora de su rebeldía que cambie el sentido del rock sureño “Free Bird” a través de las frases de su letra “Though this feeling I can’t change but please don’t take it so badly ‘cause Lord knows I’m to blame… I’m as free as a bird now and this bird you cannot change…” y de las guitarras finales, símbolo de evocación, de amplitud, de determinación y libertad. La inmundicia humana ha conseguido que un joven en una edad complicada termine el año abatido, desolado y confuso por no encontrar respuesta a lo sucedido. Ahora me toca contarle que no vamos a tirar la toalla por que en el primer asalto la vida le haya tumbado con un golpe ilegal. No, este es el momento de mirar de frente y devolver con rabia los golpes de la deshonestidad sin ceder ni una pizca de terreno al adversario. Fajar y amagar con dos rápidos “jab” de izquierda, antes de conectar la derecha en un golpe preciso que haga temblar los cimientos de la inmoralidad. Y después otro… y otro más, hasta que la victoria caiga de su lado. Le animaré a que escriba un nuevo relato con esta trama, o puede que lo haga yo. La rabia es más poderosa que cualquier arma y este caso no puede, no debe, quedar impune. Hay que enseñar a los farsantes, a los mentirosos y a los tiranos, que el honor, tarde o temprano, acaba triunfando. Alea iacta est.
Un cuaderno de viaje por la ruta de la vida con la única pretensión de compartir lo que pienso, lo que me gusta, lo que me ocurre, lo que siento... Aprender cada día algo con los ojos bien abiertos.
miércoles, 4 de enero de 2012
GOLPE POR GOLPE (artículo para ChopperOn, enero 2012)
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...tiene un buen ejemplo en su padre " Honor Vincit"...lo superará;aunque ahora le parezca imposible, al transcurrir de los años será una de las anécdotas que contará. Besos :)
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