lunes, 10 de octubre de 2011

HARLEYWOOD (European Bike Week, Faaker See 2011)


Hay cosas a las que no merece la pena buscarles tres pies. La Harley-Davidson European Bike Week es una de ellas. Un gran evento que se parece mucho al paraíso de los amantes de las motocicletas made in Milwaukee.

Si esto no es el paraíso de los motoristas, se le parece mucho. ¿Cuántas motos hemos adelantado en la carretera? ¿Con cuántos motoristas hemos compartido espacio y bebidas en las áreas de servicio? Soy incapaz de calcularlo. ¿Y al llegar al lago? Javier y yo nos miramos con cierta sorpresa ante lo que vemos... y lo que oímos. Nos habían comentado varias veces que ese día no habría nadie. Se equivocaron, este año muchos motoristas decidieron acudir desde el principio y así el circuito natural es un constante rugir de escapes en libertad. En cambio acertaron de pleno quienes tuvieron la idea de poner la leyenda HARLEYWOOD en grandes letras sobre la isleta.

Esto es una fiesta, la gran parada de los motores en V. Ni siquiera el marcado carácter comercial del que hace gala consigue hacer decrecer su magnificencia. Es algo increíble. No conozco Sturgis, cierto, pero soy europeo y vivo en un territorio poco acostumbrado a despliegues tan monstruosos como el del gigante americano, así que sólo puedo decir que lo que he vivido ha sido una enorme experiencia para los sentidos, ego incluido.

Ha sido éste un viaje que empezó antes, mucho antes, en la terraza de La Ancha, combinando “Armandos” y chipirones con arroz. Allí se decidió una ruta que nunca se llevó a cabo pero que en su lugar las caprichosas circunstancias transformaron en otro tipo de vivencia que nos recolocó a los convocados en el disparadero de la camaradería. Finalmente hubo bajas sobre el plan previsto y terminamos por ir sólo dos, los colaboradores de ChopperOn enviados a cubrir el evento.

Un día, casi sin darnos cuenta, las motos comprenden que ha llegado el momento y deciden ponerse en marcha. Es entonces cuando las sorpresas empiezan a acumularse en la mochila de nuestras ilusiones kilómetro a kilómetro. Desde las tierras de Castilla y la Toscana italiana hasta las verdes montañas italo- austriacas.

Mi compañero de aventura es el autor de El Motorismo está Fatal y fotógrafo ocasional preocupado por captar el momento especial, Javi “Lento”, el hombre tranquilo, y eso me otorga serenidad y la seguridad de poder tener autonomía total en cuanto al planteamiento del viaje. Decidimos no profundizar más en nuestros conocimientos sobre la EBW porque la intención es ver si nos sorprende tanto como los veteranos aseguran o más bien se trata de un globo inflado. No podemos evitar comentar las palabras que Carlos, alma mater del concesionario de Girona, nos ha repetido hasta la saciedad: “Nens, vais a flipar”. No lo decimos pero ambos sabemos que debemos estar preparados para enfrentarnos a algo que no habíamos visto antes. Y así es.

La última parte del viaje, cuando el límite político no afecta en nada al natural, resulta espectacular y el esplendor de las montañas abre paso a un entorno idílico, con hermosos lagos que parecen recibirnos con alegría desde sus aguas sosegadas. Faaker See, al fin, resulta ser lo que esperáb

amos… y mucho más. La belleza Es más que una reunión de harleys, una confluencia de actitud amigable y envidiable. Un espacio abierto al disfrute en el que cualquier biker es bienvenido. Da igual el hierro que monte porque nadie te dice nada y puedes aparcar donde te apetezca, dentro de los límites estipulados, por supuesto. Esto nos gusta y nos hace entender mejor el espíritu del evento. Harley-Davidson está omnipresente, sí, pero parece más por voluntad de los participantes que de la propia marca. No molesta, si no que forma parte del espectáculo.

No agobia, no te agrede. Te deja en paz como si quisiese decir “Úsame si quieres y si no, pásalo bien”. Tampoco el marcado carácter comercial resulta molesto. Tengo la impresión de que es buscado, esto es, que igualmente es demandado por las hordas que recorren los diferentes stands, oficiales o no, en busca de algo con lo que ir llenando las alforjas. Todo resulta como una gran feria donde se entremezclan todos los ingredientes necesarios para pasarlo bien. Sin salir del Harley Village puedes admirar la nueva gama de Milwaukee (con cambio de manillares incluídos sobre la moto), hacer compras variadas, tomar una cerveza, comer en cualquiera de los numerosos y variados puestos/ restaurantes, asistir a conciertos diarios, echar un vistazo a los ingenios ajenos… Sólo con esto ya sería una gran concentración, pero lo bueno de Faaker See es que no se encierra, más bien se abre al espacio que alberga el lago, por lo que puedes ir recorriendo tranquilamente su contorno e irte parando en los distintos espacios que aparecen en el camino. Y cuando quieras salir del bullicio encontrarás la hospitalidad de los pueblos cercanos, siempre amigables con los intérpretes que acuden a la cita anual. Up to you! Todo está a tu servicio y la regla no escrita es Disfruta y deja que los demás disfruten. De eso saben mucho Carlos, Siset, Valeri, Manu y el resto de los chicos de Girona y Barcelona, veteranos de varias veces, con los que compartimos un gran rato allí.

Prácticamente todo lo relacionado con la moto que amamos está representado, desde constructores a fabricantes de componentes, after market e incluso nos dimos de bruces con el stand de Victory, la marca de motos que intuyo que va a dar bastante de qué hablar en los próximos años. A lo largo del asfalto se acumula una variada oferta de ocio orientada precisamente hacia el asfalto, porque si tú has sido espectáculo para muchos, ahora toca que otros lo sean para ti. Dudo que pasen más de treinta segundos sin que el sonido del rock’n’roll llegue a los oídos.

Javier y yo vamos a regresar, la próxima vez lo haremos acompañados de colegas, espero. Y si tú no has estado, deberías pensar en ir porque si no has ido a un concierto de Crazy Cavan en sus buenos tiempos, probablemente no has estado en un verdadero concierto de rockabilly. Y si no has estado en Faaker See durante la EBW, probablemente no has visto una gran concentración.

Nunca estuve de acuerdo en la mala traducción, tan celebrada por el populacho, que erróneamente manifiesta que “una imagen vale más que mil palabras”, cuando en realidad debería decir “un concepto vale más que mil palabras, pero en este caso hay imágenes que pueden mover nuestra imaginación más allá de las palabras. Aquí hay bastantes.

Esto es Faaker See. Esto es la European Bike Week. Esto es Harleywood.

Texto: Ferdi Cueto

Fotos: Javi “Lento” Álvarez

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