martes, 31 de mayo de 2011

DESDE LAS BARRICADAS DE LA DEMOCRACIA III (Reflexiones de un ciudadano)

Ahora que los ecos del movimiento 15 de mayo parece que se están apagando en los medios de comunicación, parece que hayan suscrito un pacto de silencio cuando la protesta continúa viva y firme en sus reivindicaciones, me ha llegado el turno de recordar a los jóvenes que iniciaron esto. Me refiero a los cuarenta osados que un día decidieron que era posible creer más allá de los sueños, sí, pero también al indignado número uno, Stéphane Hessel, el que primero promulgó la idea, y a José Luis Sampedro, arrojado caballero de la cognición que secundó a su amigo en la loca aventura de despertar nuestra conciencia. Rindo homenaje a los dos jóvenes nonagenarios que han dado un ejemplo de rebeldía convirtiendo el vocablo INDIGNACIÓN en un movimiento social que trasciende mucho más allá del puro significado, para que luego digan que los mayores deben apartarse del camino de los jóvenes. Durante todo este tiempo hemos visto al profesor Sampedro (llamarle maestro me resulta un poco cursi) explicar a través de vídeos al alcance de cualquiera el por qué de esta manifestación popular y al luchador y embajador Hessel insistir en la necesidad de una rebelión de la razón colectiva. A ellos se les han unido mentes tan brillantes como, por ejemplo, Eduardo Punset y el escritor Muñoz Molina, por citar algún nombre señalado de una revolución de anónimos. Mi aplauso a ellos y a todos por su valentía, por su determinación, por su limpieza de ideas, por su compromiso con la justicia que dicta el sentido común, que la otra, la que se escribe con mayúsculas se parece más a un trasnochado vodevil en estos tiempos de hipocresía social y política. Lo dicho, un aplauso grande y sostenido. Yo seguiré en las barricadas de la ilusión, un respetuoso paso detrás de ellos, los valientes que se mantienen en pie contra la injusticia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario