Cuando este artículo se asome a tu pantalla estaré centrado en dar el último empujón a ALMA DE ACERO, aportando mi granito de arena en las redes sociales para intentar que el máximo de personas conozca el evento y se apunte a colaborar en él. Así que permíteme que haga un inciso para empezar con una llamada de atención para que cojas tu moto y acudas el sábado 9 de octubre a Gandía para mostrar tu solidaridad con los, espero, miles de bikers que vamos a estar allí apoyando la causa. Toda la información en almadeacerobiker.blogspot.com.
El mes pasado comenté que un día debería hablar de la concentra de Castellón. Pues bien, el día ha llegado. Éste es tan buen momento como cualquier otro para sumergirse en el charco de la polémica.
Lo peor de hacerse mayor es que uno debe acostumbrarse a aceptar que las cosas que le gustaban se modifican sustancialmente... si no mueren. Así es la vida, implacable en su dictado con quien agota su energía a través del tiempo. Algo así le pasa a la concentra del Grao. Hace ya muchos años que acudí por primera vez, aunque hace algunos más que asistí a ella como curioso y envidioso observador. Desde entonces he podido ver como ascendía en importancia y en numero de participantes, eso sin contar con los centenares –miles, incluso - que iban el fin de semana sin inscribirse pero que pululaban por la carretera de la playa hasta el Belumar y vuelta. Yo mismo he sido uno de ellos durante tres años -unas líneas más abajo entenderás el por qué- pero también he sido testigo de su progresiva caída hasta convertirse en un evento vulgar, sin relevancia ni interés, donde un Evolution es casi una reliquia. Ya no vienen los extranjeros, ya no vemos esas motos que los acompañaban, aquellas maravillas que nos hacían pasar horas comentándolas frente a una cerveza. He visto como el Big Twin HDC renunciaba al señorío al abandonar a su suerte a dos motoristas ( uno de ellos colega) que sufrieron sendos accidentes en un show organizado por ellos, a los cuales dejó tirados en el Hospital de Castellón, y que, por cierto, jamás recibieron el dinero de la hucha creada para ellos (espero que el mal nacido que se lo quedó tenga que gastarlo en medicinas). Da pena, la verdad.
No sé qué es lo que deben hacer para recuperar la cita anual y jamás el Big Twin HDC me ha dado motivos para querer ayudarles a encontrar las respuestas, aunque reconozco que muchos de los que formaban ese club -y que eran un cáncer para el mismo- han desaparecido de él, afortunadamente. Lo que sí sé es que la coincidencia de fechas con el gran evento europeo de Faaker Sea no ayudará a su recuperación. Como tampoco lo hace su empeño en traer a grupos que a estas alturas ya sólo pueden aspirar a imitarse a sí mismos ( y que conste que soy un gran fan de Crazy Cavan) o el enorme desinterés que muestran por el conocimiento del visitante. Por la presidencia del club ha pasado algún personaje interesante y entre sus filas cuenta con gente entusiasta y muy preparada para reconducir la situación, lo sé de sobra porque los conozco. Por eso supone una auténtica incógnita para mí el hecho de que nadie dé un golpe de timón y saque a la errática nave del mar de sargazos conceptual en el que se encuentra. Por falta de preparación no puede ser, así que colijo que se debe al más puro y simple desinterés.
Castellón reúne grandes ingredientes para el éxito. Tiene playa, clima agradable, está situada a una distancia cómoda, se come un arroz fantástico y allí preparan los mejores carajillos de este país, lo que me induce a pensar que si las condiciones objetivas son buenas lo que falla hay que buscarlo en otro sitio ¿Adivinan cuál? Pues eso. Manos a la obra sin dilación porque a este paso pronto será irrecuperable la herencia que comenzaron los Crazy Brothers y que se va diluyendo sin que los responsables se den cuenta de que se escapa ante sus ojos, cada año un poco más.
Me gustaría pensar que la tristeza de este año será un episodio pasajero que olvidaremos el año que viene. Me gustaría, sí, pero veo improbable que así sea. Menos mal que siempre queda el consuelo de ver a colegas que de otro modo no vería, como Ángel, Chopper James, Vincent Caballo o el curioso "Portu"; hacer un precioso viaje con dos excepcionales compañeros y, por supuesto, disfrutar de la hospitalidad de Belén y de la compañía de mi hijo Hugo. Sólo por eso merece la pena mi viaje hasta allí, aunque dudo de que los demás tengan los mismos alicientes. Castellón ha muerto...¿Viva Castellón? No me resisto a decirlo: Alea iacta est.
27 septiembre 2010