sábado, 30 de enero de 2010

Mandela

Uno tiene la intuición de que la vida pasa sin grandes novedades. Sin embargo, a veces se recuerdan casos de grandes gestas que no tienen nada que ver con descubrimientos, ni heroicidades en las guerras, ni... El siglo XX nos ha mostrado algunos de ellos que han significado cambios en la forma de pensamiento de millones de personas.
Ayer una película recordó al mundo el de Mandela, uno de los grandes personajes de la Historia. Un hombre que ha trascendido de la mera carne para simbolizar la grandeza del espíritu, la generosidad y la altura de miras. Treinta años soportando la dureza de las cárceles sudafricanas, donde le robaron la vida, no pudieron, sin embargo, doblegar su voluntad. El discurso que pronunció invitando a los seguidores del Congreso Nacioanl Africano a arrojar al mar los machetes, las lanzas, los cuchillos y, lo más importante, el odio, le convierten en un ejemplo a seguir. Perdonar despreciando el legítimo derecho a la venganza es una de las cosas más difíciles de ejecutar. Mandela lo hizo y consiguió que millones de compatriotas se sumasen a él, evitando con ello un baño de sangre en el bello país del hemisferio sur. Su ejemplo debería ser estudiado en las escuelas de todo el mundo como asignatura obligada. Tal vez de ese modo nuestros herederos consigan aquello en lo que nosotros hemos fracasado: construir una sociedad justa y equitativa.

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