miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Justicia?

¿Es acaso justicia que los jueces estén en la práctica por encima de la Ley? ¿Es justicia que un ciudadano para defender sus derechos tenga que empezar pagando antes de iniciar un pleito? ¿Es justicia que algunos jueces abusen de su autoridad ejerciendo su poder de forma despótica? ¿Es justicia que un juez expulse de la sala a una abogada musulmana por cubrir su cabeza con un pañuelo o a un abogado por no llevar corbata cuando el reglamento no dice nada al respecto? ¿Es justicia que una juez se ría de mí en el juicio de divorcio sin que yo pueda hacer nada? ¿Es justicia que un magistrado condenado por prevaricación pueda volver a incorporarse a su puesto tras cumplir su sanción? Vivimos engañados por la falacia de la justicia independiente, con nuestros derechos pisoteados y lo peor es que no parece que nada vaya a cambiar.

6 comentarios:

  1. Bilis.

    Se paga antes para que la Justicia se asegure de que tu demanda es honesta y que no te lleva a ella dañar a nadie. La mala fe es un delito.
    Los jueces, unos seres que empiezan a ver el color de la vida cuando empiezan a ejercer, suelen estar un tanto demenciados tras tanto tiempo de estudio, pero están investidos de una autoridad necesaria para su función. Sin embargo, la naturaleza del hombre, como sabes por referencias, es francamente fofa.
    Si un magistrado hace mofa, befa u escarnio de tu persona, por cualquier razón, puedes poner una queja formal ante el CSPJ, que son sus jefes. No sé el alcance de su voluntad, pero si está fundamentada, tendrá efecto y le cursarán un asanción miserable.
    Si un magistrado, como cualquier otro ciudadano, ha cumplido con la sociedad, nada hay que le impida volver a sus funciones.
    La Justicia es ciega, pero no es independiente en tanto esté bajo un ministro que obedece al Ejecutivo y un Ejecutivo que se sienta de tú a tú con el Legislativo.
    Por lo demás, querido, cuánta razón tienes.

    Gran abrazo,

    Luis Cevallos-Escalera

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  2. Respeto, como sabes, tu opinión, aunque en este caso no la comparta en absoluto.

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  3. Lo siento Luis, la justicia no es ciega. En los casos de separación siempre ve muy claramente a las madres para tener predecidido que es quien se quedará con los hijos, pese a que puedas demostrar claramente que van a estar mejor contigo en TODOS los sentidos. Tampoco es equitativa, no los reparte, también se los queda la madre el 85% del tiempo. Tampoco respeta el principio de inocencia, en los casos de malos tratos en ningún momento valida si son ciertos, directamente te encierran y te aguantas: el que vaya a delinquir lo hará de la misma forma dos días después que es cuando saldrá (no habrá servido de nada), el que se lo encuentra sin comerlo ni beberlo sale humillado e indignado para el resto de su vida, y lo que es peor, no hay un solo caso en la jurisprudencia española en que la fiscalía haya actuado de oficio por las falsas denuncias de malos tratos. Más claro el agua, no hay independencia sino dependencia del populismo pantojero y las estadísticas de intencion de voto según target de población.

    Y ahí es cuando los jueces se ríen de ti en el juzgado, y no como las hienas, que por lo menos tienen el mérito y el valor de hacerlo abiertamente. Allí delante tu sabes perfectamente que se están riendo de tí, porque ya estás prejuzgado y saben que solo tienen que hacer un "copy/paste" más. Ves como todo lo que cuentas por un oído les entra y por otro les sale, y encubiertamente se están riendo de tu esfuerzo por demostrar que eres tan capaz de cuidar a tus hijos como su madre. Esa risa no se puede demostrar pero es real, la percibes y la sientes y se te queda para siempre en el corazón. Por desgracia (y supongo que por deformación profesional) notas claramente como se sienten muy por encima de ti y están asumiendo que eres un delincuente contando una tabarra.

    Como Ferdi, respeto tu opinión pero mi experiencia me impide compartirla.

    Jesús Luis García Garrido

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  4. Queridos, no he publicado ninguna opinión, más bien he manifestado una ristra de hechos establecidos a tenor de las amargas de don Fernando, celestial, como de costumbre.

    Pero ya que decidís no leer lo que plasmo, os comunico oficialmente que estoy de acuerdo con vosotros respecto de la Justicia, porque la justicia es otra cosa tan diferente como inalcanzable.

    Fuerte abrazo

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  5. Y, además, lo firmo de mi dedo y tecla en Madrid, San Francisco de Sales, esquina Andrés Mellado, 1243h, del 11 de diciembre del corriente, con mi nombre (que antes mesabía de olvidado),

    Luis Cevallos-Escalera

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  6. Agradezco a ambos vuestra participación y manifiesto aquí mi enmienda a la opinión anteriormente vertida porque, tras una segunda lectura, más detenida, veo que no comprendí en un principio lo que quería decir Luís.
    Gran abrazo a los dos.

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