En el descanso del mundo la risa no se escucha.
Los paisajes se suceden inhumanos ante mí.
Y el mar nos recuerda lo que somos.
Quieto y sosegado en su misericordia.
Hoy no es día de ruegos.
¿Qué es el tiempo en el universo del sueño?
Ni un segundo más para ser feliz.
En la plaza del último pueblo las penas escasean
y, sin embargo no dejo de llorar por mí.
En Vilanova la luz se está apagando y las risas de los niños han de guardarse hasta el día siguiente.
Viajo solo en el vagón sin causa rezando,
deseando dejar de sufrir,
pero el consuelo sin carga me abandona
y me pierdo entre las vías del morir.
Hugo Labra 2009