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Que viene a decir Creemos en la Vaca, una divisa que parodia la archifamosa In God We Trust de los norteamericanos. Una creencia banal, cierto, pero creencia, al fin y al cabo. Y ya es mucho tener una creencia en un tiempo de incertidumbre económica, crisis de personas e ideologías y tendencias criminales en la sociedad de consumo, aunque sea en una vaca. Pero no crea el lector que significa creer en la vaca como animal herbívoro por los excelentes ratos gastronómicos que tiene a bien regalarnos de vez en cuando, que también, más allá de eso supone la divisa oficiosa de un grupo de amigos constituido al amparo de la profesión publicitaria de la mayoría de sus integrantes, como el que suscribe. Bajo el nombre de Vaca Grasienta se “funda” un AMC, un amotoclú no oficial, con símbolo pero sin colores en la espalda y ese tipo de cosas que complican la existencia de los grupos de motoristas. Personalmente no tengo ni puñetera idea de en qué cosa o ser cree cada uno de los miembros, ni me importa, la verdad. Sé en qué creemos cuando nos juntamos para reír, rodar, comer, beber o escuchar música y eso me basta para querer estar junto a ellos.
Creer significa, de algún modo, imaginar, soñar, tener esperanza en algo o alguien. Yo tengo mis propias creencias, desde luego, las cuales conforman un carácter y una forma de ver la vida. Creo en el honor, en la palabra dada, en el valor de la amistad, en el amor y en la justicia. Pero también creo en la carretera, en el viento sobre la cara, en los amigos que están por conocer en algún kilómetro y en el asfalto sobre el que se ha cimentado la leyenda de las dos ruedas. Por ello, cuando vea la luz esta revista, estaré viajando sobre mi Road King, acompañado de otros catorce vacas grasientas, camino de la Isla de Man para asistir al Southern 100, una prueba que se corre sobre circuito urbano en el sur de la isla.

Podría seguir escribiendo horas sobre el tema, pero creer por creer, creo que la naturaleza de la especie humana no es buena. Ya sabéis, homo hominis lupus y todo eso. Quizá sea la razón por la cual he decidido dejar de creer en los hombres y poner toda mi fe en un puñado de vacas. Al fin y al cabo In Cow We Trust.
Yo también creo. En la amistad encontrada pasada los treinta. Un abarzo, friend. ¡Qué bonito! (comentario así de cursi pero así de cierto :)
ResponderEliminarGracias por entederlo, Sunde.
ResponderEliminarUn abrazo, man.
Joder, Fer, puestos a creer, sabes lo que yo creo, que aquel verano de 2006 que compartimos un festival de Blues en Bejar fue uno de los grandes momentos de mi vida, ya ves, un chaval con 30 tacos que acababa de entrar en este maravilloso mundo de las motos y de repente se encuentra con una panda de desconocidos que comparten unas rutas, unas cervezas, unas buenas comilonas, un mucho de Blues, y, lo mas importante, una amistad que une como la gente y los amigos con los que llevas toda la vida, asi que, permíteme que discrepe de una de tus creencias, y por ello "in the motorfriend i trust". Un abrazo y pasarlo bien en Man. Envidia me dais, Vacas Grasientas....
ResponderEliminarZappa..
Dicho así no puedo más que estar de acuerdo contigo, Zappa.
ResponderEliminarFuerte abrazo, amigo.
Yo creo. Si creo... en la Vaca! Como dijo Perter Pan.
ResponderEliminarMe ha encantado tu texto Ferdi.
Un abrazo. Juls!
Juls, ¡Nos vamos pero que ya!
ResponderEliminarNos vemos mañana en la carretera