
la moto de Mané, una Electra del 91.

Me alojaron en su casa y se desvivieron por mí. Yo, desde luego, pienso volver a visitarlos.

El rulo por la Sierra que hay en la zona de Valverde del Fresno y Hoyos resultó espectacular.

Recalamos en el bar de un colega suyo, Angus, un homenaje continuo a ACDC.

Os recomiendo a los harleros que cuando vayáis por la zona de Coria os desvieis hacia un pueblo que está a 5 km dirección Plasencia, Puebla de Argeme, y preguntéis por Mané. Eso sí, sin prisas, porque el tiempo se os pasará volando con esta pareja.

Gracias a él conocí a Mané y a su chica, Pilar. Dos seres maravillosos que me acogieron como si fuese un colega de toda la vida y me llevaron por ahí a conocer sitios y tomar unas cuantas cervezas que pronto se convirtieron en muchas.

A partir de ahí yo me separé del grupo y continué mi viaje solo. Conocí unas carrteras fascinantes, pueblos preciosos y a Carlos, un harlero de Cáceres con el que había estado 2 años antes en el festival de Blues de Béjar. Yo no me acordaba pero afortunadamente él sí.

Atardecer en las Docas.

... y nos echamos un pitillo en las Docas, una parte del puerto que están reconvirtiendo en zonas de ocio. Bares y restaurantes muy cachondos.

... por el puente 25 de abril, el mismo que cruzamos cuando llegamos...

Pasamos por un monumento a quien sabe qué...

Y nos paramos a verla.

De regreso a Lisboa quisimos ver la Torre de Belem.

Yo de bajada. El empedrado hizo imposible enfocar, pero tiene su mérito.

Juanda por las carreteras de Sintra hacia el castillo.

Y nos fuimos de excursión por Cascais, Estoril etc hasta Sintra. Gran carretera, increible destino.

Los cinco en Lisboa. Nos quedamos 2 noches en la ciudad de Pessoa.

Y otra más.

Más Lisboa.

Lisboa desde el Castelo de San Jorge.

Y seguimos rodando hacia Lisboa.

Al fondo, Setúbal.

Y nos preparamos para partir hacia Setúbal.

Montamos las motos en el ferry saltándonos la inmensa cola de coches. Ventajas de las dos ruedas.

Y continuamos viaje por la costa hasta Troia.

Al tercer día Cris se hizo presente en carne y hueso.

Playa de Sagres. Toda la costa del Algarve es una preciosidad.

Ric en ruta hacia Sagres.

Juanda, obviamente, es el que hace la foto. La botella de agua empezaba a ser un importante aliado en el viaje.

Café en un pueblecito muy cerca de la frontera con Espanha. En Portugal no hay Ñ, conho.