
Guzmán Sastre, futuro ternero de la Vaca Grasienta.

Vaca Grasienta con Jo (1º de la dcha, agachado)


Vaca Grasienta- Frente Boquerón

Cris y Sunde con PP
Un cuaderno de viaje por la ruta de la vida con la única pretensión de compartir lo que pienso, lo que me gusta, lo que me ocurre, lo que siento... Aprender cada día algo con los ojos bien abiertos.
La Isla de Man, en concreto el TT, es una prueba mítica para miles (o millones, no lo sé con seguridad) de motoristas de todo el mundo. Un circuito urbano que han recorrido los grandes pilotos desde 1907. Sus 37,73 millas (60 km) están firmados a cada tramo por el caucho de nombres que permanecen para siempre –y con todo merecimiento - en los libros de la historia de este bello deporte. Para rendirles homenaje a todos ellos quiero destacar que la victoria de este año en Superbikes ha sido para el británico John McGuinnes (Honda), que acumula ya nada menos que 15 victorias en el TT,
iconografía de los amantes de las dos ruedas. Porque nosotros tenemos muchos, pero sin duda no todos tienen la misma importancia. Uno de mis iconos favoritos es la Milla 13, lugar donde perdió la vida el gran Santiago Herreros, otro de los desconocidos grandes pilotos que ha tenido este país, cuando iba líder del campeonato del mundo de 250cc. En 1970, en su tercera participación, la Isla de Man lo reclamó para siempre deparándole un encuentro fatal en la curva Westwood, dejando su OSSA monocilíndrica esparcida por el suelo, junto a su cuerpo malherido. Dos días más tarde falleció, formando parte permanente del espíritu que fortalece año tras año a tan bella isla. La Milla 13 es lugar de peregrinación obligada para aquellos motoristas embrujados por la historia y atrapados por el respeto que se debe a los intrépidos que ayudaron a forjar la leyenda que hoy nos embruja. Desde pequeño escuché su historia de labios de mi tío José Miguel, aventurero y gran amante de las motos. El aura de la mística me acompañó desde entonces y su recuerdo constante permaneció dentro de mí como invisible tatuaje de profundo respeto. El año pasado cumplí mi sueño de cabalgar su asfalto en mi propia moto y rendir pleitesía a Santi y al resto de pilotos que reposan la eternidad junto a él. Ya comenté en esta revista el homenaje personal que le hice, junto a mis colegas Nacho y JuanDa,
destapando una Mahou en la Milla 13, al lado de una placa que recuerda a otro motorista atrapado allí. Tras hacerlo me pareció encontrar una especie de paz interior y supuse con pesar que algo en mí habría desaparecido para siempre. Uno cree que los mitos son menos cuando se conocen y que los iconos pierden su valor cuando se disfrutan. Craso error. La Isla de Man ha sembrado la semilla del amor por las dos ruedas y la Milla 13 encierra para mí una fuerza indescriptible que jamás nada podrá borrar. Volveré, no tengo duda de ello. Quiero salir a disfrutar el Mad Sunday con una máquina adecuada junto a Santi y mi amigo Juan, ambos me esperan mirando el mar con una sonrisa, pacientes. Es la mejor manera que encuentro de rendirles homenaje. Ellos sabrán cuidar de mí para que nada pase. Y si por alguna razón cuando despierte me encuentro en el Valhalla particular de los motoristas sabré que la isla me ha reclamado para siempre. Sólo pido que si el destino tiene esa voluntad conmigo, sea en la Milla más importante del mundo, la Milla 13. Sic transit gloria mundi.